La zona rural en Colombia es una de las más golpeadas del país, presentando dificultades en sectores de la salud, de la economía, de infraestructura, de seguridad, de educación, entre otros. Lamentablemente estas falencias se vienen dando desde años atrás, no se ha valorado o no se le ha dado la importancia necesaria a nuestros campesinos, que son los que día a día trabajan para proveer los alimentos, los cuales en ocasiones ni siquiera son vendidos a precios justos, situación que afecta a la economía de estos ciudadanos ocasionando que el sector rural presente índices de pobreza altos.
Según el Dane el 47,5 % de la población vive en estado de pobreza, lo que significa que sus ingresos no alcanzan para suplir la canasta básica. Es importante reactivar el sector rural y una de las alternativas que se debe implementar es la educación de nuestros niños, niñas, jóvenes y adolescentes ya que estos como lo dice la conocida frase “son el futuro de nuestro país”. Hoy en día se puede observar que la educación no es una prioridad para nuestra población campesina, la zona rural nunca ha contado con un sistema educativo apto, donde se preste un servicio de calidad.
Las falencias son fáciles de identificar: en primera instancia no se cuenta con infraestructura adecuada, la conectividad es escasa o nula en algunos sectores, no hay condiciones adecuadas para que los estudiantes puedan movilizarse desde sus hogares hasta sus instituciones educativas. Estas problemáticas son algunas de las causas por las que los jóvenes campesinos no ven el estudio como una alternativa para mejorar su calidad de vida, para ellos el seguir trabajando en sus cultivos, en sus cosechas o en sus actividades agropecuarias son la única opción para llevar un sustento a sus hogares.
Es por esto que proyectos como Pescado para el Desarrollo son importantes para impulsar el progreso de nuestra población, ya que es una alternativa que contempla dos factores importantes: El primero, establecer una idea productiva donde los jóvenes sigan trabajando el campo, en este caso con la piscicultura y al mismo tiempo van estableciendo su proyecto de vida basado en un plan de negocios, que les ayude a mejorar su calidad de vida.
El segundo factor es la educación, debido a que dentro del marco del proyecto se contemplan ciertas capacitaciones o formaciones tanto en el área técnica del manejo adecuado de los peces como en la parte espiritual y de emprendimiento, logrando así que la población rural joven cambie su forma de pensar y vea la educación como una posibilidad para mejorar, que combinada con el trabajo en el campo, puedan establecer ideas exitosas que ayuden a mejorar la situación económica de estas regiones.
Por: Sandra Liliana Riaño. Facilitadora proyecto Pescado Para el Desarrollo.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.