Infanticidio y aborto post-natal. ¿Qué es eso?

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Infanticidio y aborto o eutanasia post-natal son nombres que se le dan a la terminación de la vida de un menor en estado de vulnerabilidad. Una sutil diferencia distingue estas prácticas.

Por Andrés Felipe Lasso

El papa y los niños

Infanticidio y aborto post-natal son términos que se refieren a la terminación de la vida de una persona de muy corta edad, por medio de una acción que nace de la voluntad de alguien. Se ha propuesto, especialmente desde el ámbito médico e intelectual, la práctica del aborto post-natal (aborto después del nacimiento) como una terminación de la vida moralmente aceptada. Apartando de esta forma el sentido del aborto o eutanasia post-natal al de infanticidio; básicamente en la legitimidad de su práctica.

En Canada Udo Schuklenk, docente de Filosofía y especialista en bioética de la Queen’s University de Ontario considerando moralmente aceptable causar la muerte a recién nacidos con discapacidad grave ha dicho que «Los padres deberían ser capaces de decidir libremente sobre lo que equivaldría al aborto post-natal». Lo cual viene siendo un intento de llamar eutanasia o aborto al infanticidio, refugiándose en la aceptación que se le ha venido dando a la práctica abortista legitimada en su totalidad o bajo algunas especificaciones como en nuestro país.

Frente a esto hay mucha tela para cortar, pero lo que primero tenemos que preguntarnos de fondo es por qué se le quiere categorizar como aborto a un infanticidio. ¿Es esto un desconocimiento a la inviolabilidad de la vida? Pareciera que poco a poco se fuere jerarquizando la esencia de la misma, más aun la de los indefensos que no pueden defenderla más allá de sus esfuerzos biológicos por subsistir.

«Sostengo que cuanto más indefensa es una criatura, más derechos tiene a ser protegida por el hombre contra la crueldad del hombre» 

Mahatma Gandhi

Hoy se impregna entre nosotros cierta tendencia de apocamiento de la vida, llegando inclusive a posponer su importancia tras valores como la libertad. ¿Sin vida se podrá ejercer la libertad?

Viene al caso las palabras del Papa Francisco dirigidas a la Asociación de Médicos Católicos Italianos, con ocasión de su 70 aniversario “el pensamiento dominante propone a veces una ‘falsa compasión’: la que se presenta como una ayuda a la mujer el favorecer el aborto; como acto de dignidad procurar la eutanasia; como una conquista científica ‘producir’ un hijo considerado como un derecho y no como un don; o usar vidas humanas como conejillos de Indias para salvar presumiblemente a otras” .

Podríamos creer que solo se trata de un problema religioso, pero no lo es, pues si alguien no creyente valora la primacía de la vida, la defenderá en toda instancia, sea animal, vegetal y con más vera humana, sin importar su condición de vulnerabilidad o diferencia. Es vida, nada más importa.

Un cristiano fiel al evangelio asume decisiones valientes que lo llevan como al samaritano a detenerse compadecerse y ser radical en la defensa de la vida, al rechazo de los infanticidios, el aborto, maltrato animal, destrucción de la naturaleza y toda acción que pretenda diezmarla.

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