
Dos amigos se encuentran en la plaza del pueblo:
– ¡Oye, Marcelino! ¿Qué llevas bajo el brazo?
– Es un zorrillo.
El amigo, alucinado, le contesta:
– Pero, ¿y el olor?
– ¡Ah, pues que se aguante!
– ¡Oye, Marcelino! ¿Qué llevas bajo el brazo?
– Es un zorrillo.
El amigo, alucinado, le contesta:
– Pero, ¿y el olor?
– ¡Ah, pues que se aguante!