Hogares Mi Casa tiene como lema “Ser familia de puertas abiertas, para irradiar la alegría de la hospitalidad, en humilde servicio a las personas mayores».
Por Camilo Torres
Los hogares para adultos mayores de la congregación Hermanitas de los Pobres, conocidos generalmente como “ Mi Casa” se encuentran en Bogotá, en el centro de la ciudad y en el barrio chapinero. También están en Cali, Medellín, Cartago, Tibú, Tunja, Valledupar y Zipaquirá. Muchas personas de la tercera edad son beneficiadas por estas hermanas que trabajan incansablemente impulsadas por el carisma de su fundadora Santa Juana Jugan, mujer pionera en el campo de lo que hoy llamamos gerontología.
“Mientras que para el mundo actual los abuelitos no valen, son para nosotras el sentido de nuestro servicio y vida religiosa”, son las palabras de la hermana Carmen, quién trabaja todos los días en pro de un buen servicio a las personas mayores que viven en los hogares Mi Casa. Los ancianos que residen allí son de escasos recursos, muchas veces olvidados por sus mismos familiares, además en algunas de sus sedes viven sacerdotes jubilados. Estos hogares cuentan con un calor humano y una calidad de vida admirables.
La misión de los hogares Mi Casa es servir, defender y promover la vida, esforzándose para responder a las necesidades de las personas mayores de escasos recursos, en cuidado integral tanto espiritual como material con fundamentos en los principios y valores de las Hermanitas de los Pobres, garantizando: el respeto y la dignidad de la persona, con criterios éticos y cristianos. El servicio incluye la vivienda, alimentación y salud física, mental y espiritual a personas de tercera edad con personal idóneo y con los recursos obtenidos de la caridad pública.
Los hogares Mi casa dan cuenta de que existen dentro de la iglesia católica instituciones que trabajan especialmente con el adulto mayor y les proporcionan cuidados y calidad de vida en sus últimos años, por otro lado les brindan todo el cariño, cercanía y estima propia de un hogar, con el único fin de que se puedan sentir no en un ancianato sino en “Mi Casa”.