Franciscanas de la Inmaculada: Un corazón entregado

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Franciscanas de la Inmaculada Concepción entregan su vida y su corazón al prójimo, cuyas necesidades bien conocen e interpretan.

 

franciscanas

 

Por Jhonnatan Ruiz Rodriguez

 

Un corazón entregado a la comunidad de manera completa y real, ayuda a una sana convivencia en los sectores más marginados y con poca atención en el país, donde se pueden ver, niños jóvenes y adultos, en completo abandono, buscando ser escuchados y reconocidos como ciudadanos víctimas de esta sociedad, que en ocasiones manipula sus pensamientos y sus necesidades.

No podemos desconocer que nuestro país se encuentra en un momento muy importante en la historia, donde se ha podido ver grandes avances en la atención de los sectores más marginados o apartados de las ciudades, donde se podía ver y sentir grandes conflictos entre sus habitantes, pero que ahora se respira un ambiente completamente tranquilo, solidario y convivencial.

En los últimos meses se ha podido ver mas atención de organismos locales, nacionales e internacionales, que buscan inyectar nuevos proyectos que ayudan en la construcción de un pais habitado en paz, soñado por todos sus ciudadanos, logrando acabar con una antigua sociedad consumida por la indiferencia, la falta de atención por los que sufren, abuelos abandonados, niños y jóvenes huérfanos, familias consumidas por la violencia o la poca atención de sus miembros, la falta de amor y falta de entrega, algunos problemas de drogadicción y alcoholismo, en niños jóvenes y adultos, problemas que aqueja algunos de los sectores de nuestro país.

Ante estos problemas que consume a nuestra sociedad, el mejor camino para una sana construcción y una verdadera paz, es necesario tener un corazón entregado a las comunidades, en el cual no exista la indiferencia o el rechazo por el que sufre, o los problemas que aqueja el comportamiento social de algunas personas consumida por una serie de amenazas o problemáticas que afectan la tranquilidad de las comunidades.

Pero existe dentro de las comunidades, personas que trabajan en favor del marginado, el habitante de la calle, el joven, niño o adulto que por algunos problemas, resultaron consumiendo drogas o involucrados en algunos problemas  sociales. Como es el ejemplo de la comunidad religiosa hermanas franciscanas de la inmaculada concepción, en la ciudad de Bogotá, quienes sin discriminar ayudan a quien han caído en alguna problemática que acecha la tranquilidad de la comunidad.

Las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción, iniciaron con un profundo carácter de vida académica, con un apoyo conventual y monástico, heredado del espíritu franciscano de los Colegios Apostólicos y transmitido por el fundador Padre Fray José del Refugio Morales Córdova.

Su carisma procede de la profunda experiencia de Dios, ayudados por la intercesión de San Francisco de Asís, quien, con una vida de total conversión a Dios en la oración y en la penitencia, dio respuesta a la invitación divina de trabajar por un profundo amor en la comunidad, como constructora de la sociedad. Con esta actitud de permanente conversión a Dios, se dedican a restaurar la las comunidades donde hacen presencia en Colombia y en el mundo, sirviendo a los enfermos en los hospitales y en la educación cristiana en valores, derecho y deberes a niños y jóvenes y adultos en todo el mundo.

Su apostolado principal es el testimonio auténtico de vida consagrada mediante la fiel observancia de nuestro compromiso evangélico de seguir a Cristo pobre y humilde en las necesidades más profundas de la sociedad.

Este es un claro ejemplo de la necesidad de tener un corazón entregado a la comunidad, del cual no puede brotar nada diferentes a la acogida, al respeto por el que sufre, el amor por quien se encuentra solo y desamparado, o por los más menospreciados dentro de la sociedad.

Solo con un corazón así, es como se podrá construir la paz en Colombia, no podemos pedir paz, desde que tengamos la exclusión por algunos que por problemas personales o sociales, se han visto sumergidos en una serie de problemas que aquejan las comunidades de nuestra sociedad. Su corazón solo necesita ser escuchado, ayudado y protegido, solo así se construirá la verdadera paz, la cual sueña toda Colombia.

 

 

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