Esta capacidad que tienes de captar cosas bellas, ¿nacerá de una profunda experiencia espiritual?
“Es posible que sí. Porque creo que quien no interioriza en la vida, no puede captar esas bellezas ¿verdad? Como dicen en canciones y en escritos, quien apenas ve el plástico, pues solo ve la pintura en la cara, nada más. Pienso que tal vez hay mucha gente que no valora lo natural, que es lo más sencillo, lo más simple, lo más bello, lo más fácil ¡y es gratis!
Sí. Hay que tener una experiencia interior para degustar de todo lo que está a tu alrededor. Creo que es así”.
La contemplación para alcanzar amor, de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, ¿tiene que ver con esto?
“Bueno, por ejemplo, por ejemplo ¡Sí! de acuerdo. Claro que aquí es, llamémoslo así, la contemplación para alcanzar el gran amor del universo”.
Alguna vez cuando conversaba con Enrique Grau, le pregunté: Maestro ¿qué sentía usted en su corazón, en su interior, cuando pintaba una maría mulata, bellamente, para que otros pudiéramos ver la belleza que usted veía en ella?
“Él transmitía con su mirada y sus manos, lo que me parece increíble, superiorísimo. Pues bueno, yo lo he querido transmitir con fotos. Captándolo no con una cámara, sino con un clic del celular”.
Qué belleza. Hablemos de la publicación de las 11 fotografías
“La premiación es en abril, por categorías. Va a haber una categoría llamada móviles, pero en esa categoría, Bernardo, son miles de fotos. Es fácil tomar fotos en móviles, pues no todo el mundo tiene una Cannon, una Nikon, una Leika u otras marcas, ¿verdad? Pero, un celular, lo tiene todo el mundo. Entonces es la categoría donde más fotos hay. Ya resolví eso interiormente. Para mí, cerré el concurso del Smithsonian. ¡Ya me gané 11 premios y no espero nada en abril!”
¿Cuándo decides el momento de tomar la foto? ¿Cómo te aproximas a la naturaleza, a la persona, al objeto que vas a fotografiar y dices “en este momento tengo que tomarla” ¿Sientes alguna urgencia que te diga tengo que tomarla ya?
“Bernardo, yo creo que la naturaleza es la que decide por uno. La naturaleza es la que le dice a uno: ¡mírame, capta esta belleza! y listo, entonces, levanto mi celular y tomo las fotos. Cuando veo una cosa bella, tomo más de una foto, porque a veces una te sale borrosa Luego, borro varias fotos y me quedo con las dos o tres que quedaron bien. Yo creo que la naturaleza es la que le dice a uno y la que lo llama a uno. En el momento en que contemplo algo bello, ¡no puedo dejar de tomar la foto! ¡No puedo! Tengo que parar, tomar la foto, así dure un segundo, así dure 30 segundos allí, de pronto he durado un minuto.
A veces he esperado un poquitín más. Cuando veo un barco al amanecer que viene y sé que va a pasar por donde está el sol despuntando y el reflejo del sol en el río, espero y le tomo la foto antes, durante y después, tomarla en el justo momento en que el barco pasa. ¡Es una emoción indescriptible! El sol jugando con el barco o el barco con el sol ¡Es increíble!
¿Cuándo me demoro uno minuto o dos minutos? Depende. Cuando hay pajaritos en unas ramas o en algunas barandas del malecón. Espero que estén con el sol en el momento justo. También me muevo, para que estén en el momento en que haya el contraste del sol, del rayo del sol y el ave. Cuando son aves volando te toca disparar rápidamente.
Como una que se llama Liberty (libertad). Es un ave que va volando frente al sol, que está a millones de kilómetros de distancia; pero en la foto se ve el ave interponiéndose al sol. O con el marco del sol. ¿Qué más puede uno pensar para el título de una foto de un ave que vuela tan libremente y el sol la respalda? Por eso, llame a esa foto libertad”.
En ese sentido, no eres un reportero gráfico, aunque estás mostrando la realidad, pero no eres ese periodista que busca con su cámara el momento angustioso en el que va a suceder un accidente o el carro está dando volteretas y si no se capta, se perdió la instantánea. Tus fotos son, yo diría, un adagio, no un prestíssimo.
“Tal vez, exactamente, sí. No había caído en la cuenta de eso, pero parece que sí”
Tus fotos que he visto requieren paz interior, no la urgencia del fotógrafo de guerra. Son otra cosa…, un proceso interior. Por eso me identifiqué tanto con tus fotografías y quise conversar contigo sobre ellas.
“Te lo agradezco enormemente. ¡Qué bueno que me lo digas!, porque tengo ese mismo sentimiento. Estas fotos me dan paz interior y muchas veces, cuando estoy trabajando, haciendo videoconsultas, pongo al lado el celular y, en medio de una consulta de pronto miro una foto, me da paz y me llena de alegría. Eso coincide con lo que varias personas me han dicho u otros, que me escriben en privado, me dicen: Tus fotos, Alfonso, me inspiran paz, me dan tranquilidad.
Una persona me dijo: Alfonso, tus fotos me ayudaron a resolver conflictos interiores. ¡Miércoles! ¡A mí sí me tocó eso duro! Duro, a favor, ¿no? Tus fotos me ayudaron a resolver conflictos interiores. ¡Miércoles! Creo que esa persona tiene una sensibilidad enorme y esas fotos le transmitieron, tal vez, la paz que necesitaba”.
¿Estás de acuerdo con que tus bellas fotos sirven para sanar a la gente?
“Creo que sí. Ha sucedido, porque mucha gente me ha dicho que le han servido, les ha transmitido paz y dado tranquilidad. Creo que eso es una de las dimensiones más altas de la sanación”.
¡Qué maravilla! ¿Te consideras fotógrafo aficionado o estás en ligas mayores?
“Aficionado ciento por ciento. Yo no soy fotógrafo, no sé nada de fotografía, no tengo idea, ni formación específica. Cuando he tenido una cámara en mis manos, la pongo siempre en automático, porque no sé hacer más nada, ¿cierto? Soy un aficionado total. Entonces aquí viene lo que mucha gente me ha dicho: ¡Alfonso, la raqueta no hace al buen tenista…! Alfonso, ¡la cámara no hace al buen fotógrafo.
Y yo digo… pues, tú sabes que nunca me he sentido ni bueno ni fotógrafo. He sentido, simplemente, que me encanta captar las cosas hermosas que veo. Eso es todo. Y el instrumento ha sido un celular”.
¡Lindo definirse uno así! Cuando seleccionaste las fotos para enviar al Smithsonian, las 11 que alcanzaste a mandar ¿qué experimentaste en tu interior?
“Una serena emoción y una paz interior bárbara, siempre con emoción. Siento cuando me da ese latido, no de nerviosismo, sino un latido de alegría del corazón. Y una cosquillita, no de ansiedad, sino de alegría, de plenitud. Así de simple. Ningún otro criterio. Y, obviamente, que me gustaran las fotos y que me transmitieran alegría, paz, serenidad. Que en últimas. y para responder la última pregunta que me enviaste, es ver y sentir a Dios, o como cada cual quiera llamarlo. Es como ver y sentir aquella inmensidad que no podemos definir o que no entendemos, en fin, cómo más se nos va a manifestar en este mundo, con cada persona, con cada paisaje, con cada hoja, con cada ave”
¿Con qué música quisieras acompañar tus fotos si se pusieran en un video y mandarlo a las redes sociales actuales?
“Yo, bueno, hay gran diversidad de música, ¿cierto?, de estilos y de lugares del mundo. Sería una música que, al oírla, brinden paz, tranquilidad y emoción. Eso pueden tenerlo algunas músicas, piezas rápidas y otras, tal vez más lentas, en fin. Pero que brinden paz, tranquilidad, emoción. Por eso,la champeta no entra, je, je, je”.
A mí sí me gustaría intentarlo, Foncho, al menos con estas once fotos… Por ejemplo, Sibelius o, Vivaldi.
“De acuerdo, Bernardo. ¡Qué chévere! Como dijiste al comienzo, son fotos del alma, del corazón. Y yo creo que el mejor instructor de fotografías es el alma. O el corazón”.
Por: Bernardo Nieto Sotomayor. Equipo Editorial Periódico El Campesino.