El 02 de diciembre se llevó a cabo mediante conferencia de prensa en Zoom la presentación del Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina y el Caribe 2020, que estuvo a cargo de las autoridades de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura-FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola-FIDA, la Organización Panamericana de la Salud-OPS/OMS, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia- UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos-WFP.
Los panelistas invitados fueron Julio Berdegué, representante regional para América Latina y el Caribe de la FAO, Rossana Polastri, directora regional para América Latina y El Caribe de FIDA, Youssouf Abdel-Jelil, director regional adjunto para América Latina y el Caribe de la UNICEF, Anselm Hennis, director del Departamento de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la OPS/OMS, y Miguel Barreto, director regional para América Latina y el Caribe de la WFP.
Le puede interesar: Un plan de choque para garantizar el suministro global de alimentos
En el evento se presentó un informe centrado en los territorios que sufren los mayores índices de malnutrición, el sobrepeso infantil y el retraso en el crecimiento, que son aspectos relacionados con la desigualdad territorial en la que los países deberían enfocar sus inversiones y políticas.
La pandemia golpea a América Latina y el Caribe en un momento en que la seguridad alimentaria ya venía decayendo, por ejemplo, antes de la pandemia casi 8 millones de latinoamericanos y caribeños padecían hambre; situación que ha aumentado a raíz del COVID-19. Además, en los últimos cinco años el número de personas afectadas por el hambre creció en 13 millones, y uno de cada tres habitantes de América Latina no tuvo acceso a alimentos nutritivos y suficientes en 2019.
“Si se realiza el análisis del impacto de la pandemia a futuro, se podría estar retrocediendo a los números de la década de1990, treinta años perdidos en la lucha contra el hambre”, mencionó el representante regional para América Latina y el Caribe de la FAO, Julio Berdegué.
En las zonas rurales, son las áreas donde más se encuentran niveles de retraso en el crecimiento, pues son zonas con mayores niveles de vulnerabilidad a la pobreza, bajos ingresos, baja escolaridad, informalidad en el empleo y un menor acceso a servicios.
Ligado a esto, en algunas de estas zonas existen problemas de malnutrición, pues tampoco hay buen acceso al servicio de agua potable, por lo que si se tiene acceso a la alimentación, más no al agua potable, con el tiempo se desarrollan enfermedades digestivas como diarrea que contribuye a la malnutrición debido a que no permite que el cuerpo tenga una óptima recepción de nutrientes.
Por otro lado, el sobrepeso infantil aumentó del 6,2% en 1990 al 7,5% en 2019, situando a América Latina y el Caribe por encima del promedio mundial de 5,6%; situación que agrava más el panorama, si se tiene en cuenta que el sobrepeso hace más propenso el desarrollo de enfermedades no trasmisibles como las cardiacas, respiratorias o diabetes.
Por esta razón, para superar la grave situación alimentaria en los territorios, las políticas públicas se deben focalizar en las poblaciones que los habitan. Además, se debe abordar la problemática de la salud alimentaria y nutricional de forma que se tengan en cuenta las diversas causas de malnutrición desde diferentes perpectivas, para ofrecer una respuesta coordinada entre las instituciones pertinentes enfocadas en el desarrollo.
Finalmente, si la situación alimentaria continúa como hasta ahora, se aleja cada vez más la posibilidad de cumplir la meta hambre cero del Objetivo 2, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados.
Por: Isabella Durán Mejía. Periodista.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.