Actualmente Colombia atraviesa por una situación muy especial en lo que respecta a todo el proceso de paz que se vive especialmente con la dejación de armas por parte de las FARC. Todo eso se debe ver traducido en nuevas oportunidades para el país en todos sus sectores; el sector agropecuario, el turismo, el minero, el energético, el educativo, entre otros.
Colombia, como país agrícola por excelencia debe volcar todo su empeño y esfuerzo en fortalecer la competitividad del campo ya que cuenta con un sector agrícola en crecimiento y con un gran potencial. El principal ganador de apostarle al campo es el país entero.
Según el Banco Mundial el crecimiento económico originado en la agricultura es 2,7 veces más efectivo para reducir la pobreza, que el que se presenta en otros sectores. Esto se debe al efecto multiplicador que tienen las inversiones en la agricultura, según el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), éstas impactan entre el 30% y el 80% el resto de la economía.
Adicionalmente, cada peso que se invierte en el agro se traduce en empleo y, por lo tanto, en estabilidad social. Por ello, invertir en el desarrollo de la competitividad, promoción de la asociatividad, apertura de mercados internacionales, desarrollo empresarial, formalización y mayor productividad al integrar buenas prácticas agrarias, es fundamental.
El país debe continuar avanzando en la transformación del sector rural para alcanzar un desarrollo sostenible que le permita ganar una posición como abastecedor de alimentos y materias primas y contribuir a la generación de empleo, bienestar y riqueza en el campo colombiano.
El gran salto en productividad para la competitividad, tiene que ser con los más altos estándares internacionales. Así mismo, es fundamental continuar aumentando de manera considerable la inversión pública en investigación, infraestructura y transferencia de tecnología.
Sin duda, el financiamiento a través del Banco Agrario como entidad del estado, se debe constituir en una gran herramienta que dinamice la inversión en el campo, que junto con la iniciativa privada y el acompañamiento de la política gubernamental, le permitirán a Colombia enfrentar los grandes retos, desafíos y oportunidades de un mundo que cada vez demanda más alimentos.
Es por esto que el Banco Agrario debe destinar sus dineros al fortalecimiento de este importante sector y no podemos permitir que los dineros destinados para el fomento del agro en beneficio de nuestros campesinos, terminen en las arcas de un banco privado (como el caso Odebrecht), o sosteniendo cuotas burocráticas para seguir alimentando la corrupción del país.
Es que las ventajas de Colombia son envidiables. El potencial productivo del país es muy promisorio por la amplia disponibilidad de tierras con vocación agrícola, espacios para mejorar la productividad y el manejo pos cosecha de los alimentos, oferta de recursos naturales como agua y biodiversidad, condiciones climáticas tropicales que permiten la producción de alimentos durante todo el año.
Además de todas estas, Colombia podría convertirse en una potencia turística ya que hasta hace poco visitar y/o salir de turismo era un gran riesgo debido al conflicto armado generado en muchas zonas del país. Por fortuna, la situación está cambiando, gracias a las mejores condiciones de orden público y a las estrategias para posicionar al país en el exterior, al mejoramiento de la conectividad aérea y vial del país y al esfuerzo de todas las regiones para mostrar la cara amable de nuestro territorio.
Es que “Colombia tiene una oportunidad de oro en el posconflicto”, manifiesta la ministra de Mincit, María Claudia Lacouture; por lo cual se está diseñando una gran estrategia por parte del gobierno nacional para atraer más viajeros con mayor poder adquisitivo y aprovechar las oportunidades que trae la firma de la paz.
Uno de los objetivos es el de integrar 311 municipios de 32 departamentos para que impulsen el desarrollo de las regiones y generen empleo ya que entre los privilegios del país contamos con todos los pisos térmicos, bellos paisajes naturales que van desde páramos, pasando por inmensas llanuras y desiertos; donde se pueden ofrecer destinos en materia cultural, como sitios religiosos, arqueológicos, fiestas y eventos nacionales; prácticas náuticas de aventura como buceo y deportes extremos; de bienestar como termales, spa y de salud; de negocios como congresos y convenciones.
Todas las perspectivas son muy favorables para el país, paro si se quiere que Colombia se vuelva potencia en estos sectores, se requieren grandes esfuerzos de todos, tanto del Estado como de los diferentes gremios a nivel nacional e internacional.
Autor: Luis Fernando Moreno Gallego, Facilitador EDC – Antioquia.
Editor: Katherine Vargas Gaitán, Periodista Editora. @KatheVargasg