Este es un relato escrito con la métrica propia y ancestral de las comunidades negras que habitan las orillas del Océano Pacífico colombiano.
«Desde la sala de mi casa
Se oye fuerte
Un kutun patán kutun peté
Como lo entonó Rubén ayer
Y si, son reales, golpean los techos
En las tablas de mi casa
Y en el agua se oye el pias pias
Yo hago por ver pa tras
Me pongo a rezar la novena
Pa ver si salimos de esta
Pero recuerdo, estamos en cuarentena
No tengo pa donde ir
me empiezo a desesperar
De repente empiezo a gritar
Mi marido me mira mal
Y me dice que hay que callar
Que si alguien nos escucha
Seguro nos va a matar
O Me matará él de un golpe
Si yo no le hago caso
Igual yo callo, por si acaso
Mis hijos están llorando
La niña se desmayó
Pues ella no puede oír
ni el sonar un cucharón
Desde aquella plomazón
Que hubo el año anterior
Donde nos tocó movernos
Y dejar todo tiradito
A custodia de nadie
O quizás de esos bandidos.
Acá ya estábamos sabroso
Solos nos asustaba el virus
Pero hay Dios mío santo
Nos descansan los bandidos.
(tiros de escopetas y de revolver)»
Por: Pilar Madrid. Facilitadora del proyecto Comunicar y Proteger la Paz.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.