¿Qué es un Beato?

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Beato Monseñor Romero

La Santidad también tiene sus procesos, uno de ellos es la beatificación.

Beato Monseñor Romero
Beato Monseñor Romero

 

Por Nicolás Galeano

Los procesos son una etapa esencial dentro de ciertas entidades, instituciones y organizaciones que permiten llevar un funcionamiento adecuado para alcanzar un logro u objetivo, conocemos todo tipo de procesos, como por ejemplo: judiciales, penales, educativos, laborales, etc, lo que muchos desconocemos es que a la santidad también le competen ciertos procesos para poder declarar santos o beatos a aquellas personas que por su estilo de vida, virtudes y ejemplos de santidad merecen que se les atribuya este título sagrado.

Un beato es una persona ya fallecida que mediante el proceso de beatificación ha sido nombrado así por el Papa en nombre de la Iglesia Católica. El término beato significa feliz (del latín beatus), o bienaventurado en sentido más amplio, y alude a la creencia de que esa persona está ya gozando del paraíso. La consideración de beato constituye el tercer paso en el camino de la canonización. El primero es Siervo de Dios, el segundo venerable, el tercero beato y el cuarto santo.

Con la Beatificación un cierto número de marcas de veneración pueden darse a una persona. La más importante es la de un día festivo, con su Misa y oficio propio.

Proceso de beatificación

El proceso de beatificación declara que cierta persona ha vivido una vida de santidad, y ha realizado uno o varios milagros. El obispo de la región donde nació, vivió o murió el candidato presenta a la Santa Sede un informe, que consiste en una biografía completa y un resumen de evidencias del milagro atribuido al mismo. El caso es evaluado por un grupo de expertos en ciencias (católicos y no católicos) y teólogos y, en si es aprobado, el candidato es declarado beato.
Martires franciscanos

Para la beatificación de un mártir es suficiente la declaración oficial de su martirio por parte de la Iglesia, por ello no se requiere ni el proceso de virtudes heroicas ni tampoco el milagro, que, en cambio, se exige para la canonización.

Son muchos a quienes la Iglesia les ha otorgado esta dignidad ya que su misma vida fue ejemplo de servicio, de entrega, de humildad, de alegría y de confianza entera en el Señor. Muchos piensan que la santidad es algo imposible de alcanzar, pero esto no es cierto, aquellas personas que hoy son santos o beatos fueron tan comunes a nosotros que incluso ellos mismos jamás se habrían imaginado que un día se convertirían en modelos a seguir.

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