Le contamos todo acerca de este indispensable ingrediente
Por: ElCampesino.co
¿Qué sería de la gastronomía colombiana sin el ajo? Su olor y sabor penetrante tan característico le otorgan el sabor a gran parte de los platos de nuestro país. Desde la región cundiboyacense, hasta la costa pacífica el ajo es un ingrediente indispensable en las comidas.
El ajo colombiano es un producto que por sus buenas características organolépticas y medicinales encuentra un buen lugar en el mercado internacional. Sus propiedades antibióticas se deben a la presencia de la alicina y la garlicina.
Por otro lado, el aceite esencial del ajo ayuda al drenaje del colesterol en la sangre, inhibe la agregación de plaquetas evitando la formación de trombos y se ha demostrado que los extractos de ajo inhiben el crecimiento de más de 80 hongos fitopatógenos y se utiliza como repelente en el control de insectos plagas.
El ajo es producido en regiones del país que se encuentran entre los 1700 y 2900 metros sobre el nivel del mar, se adapta a todo tipo de suelos, especialmente en los areno arcillosos. Sus cultivos se han localizado en valles de climas medios y fríos moderados de las regiones andinas y cercanos a los centros de consumo.
La importancia socioeconómica de esta hortaliza, es grande ya que requiere una cantidad considerable de mano de obra, directa e indirecta, asociada a los cultivos y por el capital invertido.
Sin embargo de acuerdo a la Revista Colombiana de Ciencias Hortícolas, para el 2009 se importaba el 90 por ciento de lo que se consume. “Importantes problemas, especialmente de índole fitopatológica (hongos, bacterias y nemátodos en todas estas especies)y de semillas (en ajo, cebolla de rama y ocañera) han causado incremento de los costos de producción, baja en los rendimientos y por tanto disminución del área sembrada y desplazamiento de cultivos a otras zonas buscando suelos no infectados”, lo que ha causado prácticamente su desaparición como cultivo.
En Colombia, todos los materiales cultivados de ajo pertenecen al grupo de los rosados, y su cultivo se ha desarrollado en las subregiones del Altiplano Cundiboyacense, Altiplano de Nariño y Montaña Santandereana.En 2007, según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, se sembraron 375 ha con una producción de 4.300 t y un rendimiento de 11,5 t ha-1, las zonas más productoras son Santander (234 ha), Cundinamarca (70 ha) y Boyacá (35 ha).