Durante el desarrollo de la investigación que integra a 13 agricultores de esta zona, quienes tienen en promedio un área productiva de 2 hectáreas, se ha identificado que en esta región del país se encuentran cultivadores que tienen diversificada toda su producción. Sin embargo, hasta ahora se está buscando la visibilización de sus actividades productivas.
“Mostrar las múltiples funciones de estos sistemas de producción es clave para volver a encontrar una identidad, y sobre todo para que los habitantes y turistas de la región conozcan su función”, afirma Mateo Barrera, investigador y estudiante de la maestría en ciencias agrarias de la Universidad Nacional.
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Algunos campesinos tienen arreglos silvopastoriles de tamarindo, producción de zapote en el estrato superior de su cultivo y cacao en un estado más bajo. También, alternan el cultivo de corozo con el de iraca, usado para tejer sombreros y elaborar otras artesanías, y en ocasiones los mezclan con panela para hacer melcochas.
Asimismo, la evaluación de la multifuncionalidad de producción tradicional también busca su utilidad en la producción de alimentos. “La multifuncionalidad es el reconocimiento no solo de la producción agrícola y sus derivados, sino que también incluye otras características como la conservación de los paisajes, la biodiversidad y el arraigo por el territorio”, subraya Barrera.
La generación de empleo y evitar más desplazamientos de los habitantes del sector rural al urbano, son otros de los objetivos del proyecto de investigación.
Hallazgos de la investigación
Se identificado que el turismo, la agroindustria y las megaobras han desplazado los sistemas de producción tradicional en Antioquia. Ante esto, se busca identificar y recuperar actividades de agricultura tradicional que se desarrollaron por años en el oriente antioqueño.
“No queremos ver el turismo como una amenaza o como algo que no debería estar en esta región, sino más bien cómo esta dinámica se puede integrar con los sistemas de producción para no desplazarlos”, añade Barrera.
Se identificó que en plazas de mercado de los municipios de Sopetrán, San Jerónimo y Santa Fe de Antioquia, reconocidas como “La ruta del sol y la fruta”, ya no se encuentran los productos que allí producían. La necesidad ha hecho que los lugareños traigan desde Medellín y el Urabá antioqueño, por ejemplo, sus productos más tradicionales.
El investigador detalla que, aunque las administraciones locales e instituciones muestren a estos municipios como una ruta frutera y turística, la realidad es otra, pues en el territorio se percibe el abandono que se tiene frente a sistemas de producción tradicional que se han dado en la región por más de 200 años.
Por: Andrés Neira. Periodista
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.