La agricultura urbana comprende la producción de alimentos y plantas medicinales dentro de las ciudades, en espacios como jardines, terrazas, huertas comunitarias o huertas caseras. Esta actividad puede desarrollarse en lugares públicos o privados y contribuye a garantizar la seguridad alimentaria de las poblaciones, ya que incentiva el autoabastecimiento. Así lo explica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – FAO.
Un estudio realizado por Cristhian Javier Cely, magíster en Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Universidad Nacional (UNAL), buscó destacar el rol de las mujeres en la implementación de nuevas formas de producción orgánicas y sostenibles dentro de las ciudades.
Esto con la firme convicción de que este tipo de iniciativas no sólo permiten a las comunidades el acceso a alimentos libres de químicos, si no que también transfieren conocimiento sobre el correcto aprovechamiento de los recursos, promoviendo la adopción de prácticas más amigables con el ambiente.
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Como fruto de su investigación Cely encontró en la ciudad Bogotá a 6 mujeres líderes en agricultura urbana, que desde sus saberes han impulsado la transformación de su territorio. Esto, mediante la implementación de huertas caseras y la recuperación de terrenos abandonados para posteriormente convertirlos en áreas cultivables, específicamente en las localidades de San Cristóbal, Rafael Uribe, Bosa, Ciudad Bolívar y Suba.
“Son lideresas en todos los aspectos de sus vidas: en sus huertas, sus hogares, sus familias, sus comunidades, contribuyen al componente de la seguridad humana inmersa en la seguridad ambiental y en la seguridad alimentaria nutricional, al mejorar las condiciones de dignidad de las personas con este tipo de prácticas”, asegura el magister Cely.
En el proceso de articulación, las pequeñas agricultoras buscaron el apoyo de campesinos locales para obtener las semillas, gracias a esto actualmente producen habas, lechugas, plantas aromáticas, tomate de árbol, acelgas, calabaza, frijol, quinua, y papa criolla, entre otros. Además, de acuerdo con el investigador, destinan una parte de sus cultivos a la multiplicación de semillas, asegurando así su propio banco de reserva.
Uno de los aspectos que más sobresale dentro del trabajo, es que se logró determinar que “estas huertas no empezaron por una necesidad económica, sino con el fin de promover el cuidado del medioambiente y cambiar el entorno de sus comunidades”, manifiesta Javier Cely.
Así, este grupo de mujeres se posiciona como un ejemplo de empoderamiento femenino, capaz de ejecutar estrategias efectivas que fortalezcan el tejido social y promuevan el desarrollo de las comunidades. Cabe destacar que, según la Alcaldía Mayor de Bogotá, en la capital hay 432 huertas urbanas y se espera llegar a 20.000 con el objetivo de involucrar a la ciudadanía en el reto de garantizar alimentos para toda la población.
Por: Ivania Alejandra Aroca Gaona. Periodista.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.