El deterioro de las vías, la falta de servicios públicos, la baja calidad en servicios de salud y educación, la falta de conectividad, el elevado costo de insumos que se requieren para la agricultura, entre otras, son las problemáticas que viven nuestros habitantes rurales.
Estas situaciones están causando una disminución significativa de nuestra población campesina, según el Censo 2018 realizado por el DANE poco más de 11 millones de personas viven en zonas rurales, de los cuales el 20% son jóvenes. Las proyecciones plantean que para el 2050 solo el 13% de la población total vivirá en el campo.
Las zonas rurales y su población son de suma importancia debido al gran potencial que tienen para el crecimiento económico por medio del fortalecimiento de actividades primarias como la agricultura, piscicultura, la minería y maderables sostenibles, pues sus productos de excelente calidad son apetecidos por otros países.
Como si fuera poco los bellos paisajes, la diversidad de fuentes hídricas, así como de fauna y flora, han permitido que Colombia se convierta en un lugar turístico que llama la atención del mundo. Ya son muchos los extranjeros que desean conocer regiones como el Amazonas, el Putumayo y el Caquetá.
Lamentablemente es evidente la brecha que existe entre la población rural y la urbana, la falta de oportunidades para mejorar su calidad de vida está llevando a nuestros campesinos a salir de sus preciadas tierras, para ir a las grandes ciudades en busca de una esperanza que les permita tener una vida digna.
Es por esto que proyectos como Pescado para el Desarrollo financiado por Caritas Noruega llega a dar una luz a nuestros jóvenes rurales, a través del fortalecimiento de la piscicultura en la región del Caquetá.
Donde 300 estudiantes de 8 instituciones educativas rurales ubicadas a lo largo del departamento, se forman por medio del Servicio Nacional de Aprendizaje – SENA, la Asociación de acuicultores del Caquetá – ACUICA y Acción Cultural Popular – ACPO, con el objetivo de despertar su espíritu emprendedor y aportar al desarrollo del territorio.
Por: Sandra Riaño García. Facilitadora educativa del proyecto Pescado para el Desarrollo.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.