El Departamento Administrativo Nacional de Estadística – DANE informó que en el primer trimestre de 2020 el Producto Interno Bruto – PIB del sector agropecuario creció 6,8%, respecto al mismo periodo del año anterior. Además, en el marco de la pandemia por COVID – 19 fue uno de los sectores que no paró su actividad, garantizando alimentación para todos los colombianos.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – FAO, una de las principales oportunidades que tiene Colombia para fortalecer la producción rural es contar con una frontera agrícola de 40 millones de hectáreas, de las cuales actualmente solo se utiliza el 19%, por lo que más de 32 millones aún están disponibles para convertirse en senderos de producción agrícola que dinamicen el campo.
Por eso es importante entender el concepto de agrobiodiversidad, el cual se refiere a la diversidad de organismos vivos que cumplen un papel relevante en la agricultura y la alimentación, incluyendo el conocimiento asociado a su manejo. Así mismo, la agrobiodiversidad es una estrategia usada en la agricultura familiar para diversificar la producción y fuentes de ingresos.
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Las dimensiones que abarca la agrobiodiversidad nos permiten entender la magnitud de los servicios que presta asociados a la supervivencia humana, entre esas dimensiones se encuentran funciones ecológicas y sociales, economía sustentable. Por lo que se busca una práctica integral para enfrentar la pérdida de agrobiodiversidad que pueda abarcar cada una de las dimensiones que se encuentra inmersa en ella; entre esas la alternativa científica y práctica más prometedora es la agroecología.
Que incentiva la producción, consumo y comercialización de alimentos sanos, proporcionando el valor agregado de productos agroalimentarios locales, garantizando la soberanía alimentaria y mejorando la economía familiar. Junto a la agrobiodiversidad está la función que cumplen los organismos vivos en pro de conocer los usos y beneficios para el aprovechamiento del ecosistema.
Finalmente se busca mantener la memoria biocultural por medio de la conservación de los saberes y conocimientos ancestrales y tradicionales que existen en cada uno de los organismos, interacciones y prácticas culturales alrededor del cuidado de la agrobiodiversidad local y el debido aprovechamiento de la fauna y flora del territorio.
Por: Cristhian Julián Guerrero Suesca.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.