viernes, noviembre 22, 2024
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Resistencia étnica gana Premio Nacional de Derechos Humanos

Luz Marina Becerra, lideresa afro del Chocó, y Aída Quilcué, lideresa indígena del Cauca, recibieron el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en honor a su ardua labor por la vida, la comunidad y el territorio. Un merecido reconocimiento que además honra la memoria de miles de líderes que lucharon por la paz.

Las dos lideresas del Chocó y Cauca fueron galardonadas con el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos entregado por la cooperación Act Iglesia Sueca y Diakonia. Luz Marina Becerra fue reconocida como defensora del año por su labor con las mujeres negras desplazadas, y Aída Quilcué por su extensa lucha con las comunidades indígenas.

En el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá se hizo entrega del Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos el pasado 22 de octubre, un homenaje liderado y financiado por el Programa Colombia de Diakonia con apoyo de ACT – Iglesia Sueca. Durante los últimos diez años, varios de los más importantes liderazgos en las regiones de Colombia han pasado por el premio y se han convertido en un estímulo para quienes lo reciben en medio de las problemáticas sociales que se viven en cada sector. 

Luz Marina Becerra, una luchadora por la verdad de las mujeres afro 

El 21 de septiembre pasado, Día Internacional de la Paz, Luz Marina se encontraba en Tumaco, Nariño, recopilando información sobre los casos de desaparición forzada. Durante esa visita fue interceptada por dos hombres en motocicleta. Según afirma, un carro de la Policía que pasaba en ese momento por la vía, le terminó salvando la vida.

La lideresa se ha enfocado en documentar la violencia que ha persistido dentro de las comunidades negras, y es que ella misma ha sufrido las dificultades que se viven por culpa del conflicto armado. Primero, salió a finales de los 90’s del Chocó y luego de Apartadó, Antioquia; a causa de los atentados y asesinatos hacia dos de sus familiares.

De acuerdo a lo que menciona, en las grandes ciudades del país se enfrentan dos tipos de racimos: el institucional, cuando los funcionarios del Estado les cierran las puertas, y el otro es el geográfico, porque siempre llegan a las periferias de las ciudades. Por eso, muchos niños y adolescentes terminan siendo reclutados para las filas de los grupos que dominan el crimen en las urbes y para alimentar las redes del microtráfico que se nutren de estos jóvenes pobres.

Ante su experiencia y su labor en los últimos tiempos, Luz Marina se ha convertido en la cara más visible de la Coordinación de Mujeres Afrocolombianas Desplazadas en Resistencia, que ella fundó en el año 2007 y que hoy acompaña alrededor de 5.000 mujeres víctimas de violencia sexual en el territorio nacional. Desde este colectivo, se presentó un informe ante la Jurisdicción Especial para la Paz – JEP, el pasado 27 de julio, el cual documentó cerca de 109 casos de mujeres afro  víctimas de la violencia.

Aída Quilcué y su trabajo por la reivindicación y los orígenes

Esta lideresa pertenece al Consejo Regional Indígena del Cauca – CRIC, y desde hace más de 30 años defiende los derechos de los pueblos indígenas promoviendo los principios de cultura, territorio y autonomía, además, su labor invita a preservar los conocimientos y costumbres propias fomentando la defensa y preservación de los pueblos originarios.

Su liderazgo dentro de la comunidad ha contribuido a la reivindicación del rol social y comunitario de las mujeres indígenas. Trabajo que comenzó como promotora de salud en el Consejo Regional Indígena del Cauca y como autoridad en el resguardo Pickwe Tha Fiw, ubicado en la vereda La Villa, en el municipio Páez, Cauca.

Esta mujer de 48 años ha trabajado para que los 102 pueblos indígenas que aún existen en Colombia sean visibles y tratados con dignidad y respeto. Ante esto, la construcción de paz, las salidas negociadas de los conflictos, la verdad sobre las afectaciones de los indígenas y la importancia del papel de la mujer en la toma de decisiones, han sido sus principales pilares.

“Necesitamos una verdad en la que empecemos a descolonizar esa mirada discriminatoria, racista, que en muchas ocasiones nos señalaron como revoltosos, rebeldes, terroristas o salvajes”, estas fueron sus palabras en 2018 en un evento de la Comisión de la Verdad, haciendo referencia a la exclusión y discriminación histórica que han vivido los indígenas.

Por su pensamiento y labor social, Aída Quilcué se ha vuelto un dolor de cabeza para algunos grupos armados al margen de la ley. Defender la vida la ha llevado a estar en riesgo en más de una ocasión. Ha tenido que afrontar amenazas y asesinatos de amigos y familiares, pero ante las dificultades Aída ha continuado con la lucha y además la han acompañado diversos movimientos juveniles del Cauca, la Guardia Indígena, muchas mujeres y organizaciones sociales.

Por: Juan Camilo Bonilla Osorio. Periodista voluntario.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.



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