De acuerdo con la organización ecologista internacional Greenpeace, el glifosato es un herbicida que se comercializó por primera vez en 1970 por Monsanto, y desde entonces miles de toneladas de este producto tóxico han afectado a todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud – OMS lo clasifica como probablemente cancerígeno para los seres humanos, además de ser una de las causas de pérdida de biodiversidad.
Por dicha situación y teniendo en cuenta la urgencia de tomar medidas ante la crisis ambiental, la congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez perteneciente al Partido Demócrata norteamericano, propuso unas enmiendas en las que se prohíbe el envío de fondos desde este país para las fumigaciones aéreas en Colombia, además de exigir la elaboración de un informe del Departamento de Estado y de Defensa sobre Derechos Humanos.
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La propuesta fue aprobada por la Cámara de Representantes estadounidense en el marco del Acto de Autorizaciones para la Defensa Nacional – NDAA, que tiene el propósito de establecer los gastos que en materia de defensa y seguridad hace este país. Sin embargo, cabe mencionar que para que el proyecto se convierta en ley el Senado de Estados Unidos debe avalar y empatar con su propio NDAA.
¿Que implica para la lucha contra las drogas de Colombia?
Pese a que el Gobierno Nacional defiende las fumigaciones con glifosato, el informe La experiencia de Colombia en materia de política de drogas en la última década, elaborado por el grupo de organizaciones Acciones para el Cambio; refiere 10 puntos de análisis que revelan en general los fallos históricos de cara a este tema.
Por ejemplo, respecto al objetivo de eliminar o reducir la demanda de sustancias, el Ministerio de Salud registró que el consumo de sustancias psicoactivas y psicotrópicas aumentó de 1,6% en 1996 a 2,7% en 2008 y a 3,6% en 2013. Además, ha habido un aumento en la resiembra de hectáreas de coca que habían sido erradicadas. En 2018, de las 80.571 hectáreas erradicadas al menos 28.199 fueron nuevamente sembradas.
Otro dato alarmante de la investigación es que hay una estrecha relación entre la pobreza y las zonas con mayor cantidad de cultivos ilícitos en el país. Los departamentos con indicadores más altos de pobreza multidimensional suelen coincidir con los que tienen cultivos de coca en su territorio, entre los que se encuentran Guaviare, Caquetá, Cauca, Chocó, Norte de Santander.
Lo anterior funciona como un llamado a reestructurar una nueva política de lucha contra las drogas que sea pertinente y justa con las condiciones de la sociedad civil colombiana, y que respete los derechos humanos que las aspersiones aéreas vulnerar como el derecho a la vida, a la alimentación y a un medio ambiente sano.
Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.