La diferencia de la comunicación comunitaria frente a la comunicación masiva y comercial reside en la afectividad, es decir, no es una comunicación vaciada de real compromiso y empatía hacia las diversas situaciones que afronta la comunidad.
La comunicación desinformativa que llega en muchos casos de los medios masivos, además de carecer de esta empatía y sincero compromiso con su entorno, es hechizante al utilizar métodos de manipulación para confundir a ciudadanos con poca capacidad de distinguir la intención del mensaje que se transmite.
El arraigo de la comunicación comunitaria por el sentir del pueblo es un punto de quiebre con la comunicación comercial y masiva ¿Quién entonces es un o una comunicadora comunitaria? Todos y todas somos potenciales comunicadores, y entre esa información que transmitimos algunas surgen de la comunidad, de sus necesidades, luchas y aconteceres.
Ahí se está en un ejercicio de comunicación comunitaria, pero sólo, diría yo, cuando está encausada a resolver la vida de todas y todos sus integrantes. A diferencia de lo que ocurre con la comunicación masiva donde los comunicadores surgen según la necesidad intencionada de quien dirige y controla los medios masivos, y por eso les resulta difícil desobedecer la tendencia negacionista del ser que la comunicación masiva, comercial y extendida les obliga.
La comunicación comunitaria además de incidir y nacer en el pueblo, acoge ante todo a una porción, por relacionarse más con el cuidado de los saberes y la territorialidad. El respeto, que hace parte de aquel reconocimiento y compromiso afectivo con los problemas del mundo, sana ambientes contaminados por la desinformación producida por los medios masivos donde sobresale el ego en su lado fisgón.
La comunicación comunitaria no huye a la gente, la abraza para cuidarla
El Cauca es un entorno propicio para el reconocimiento de la comunicación comunitaria. Por un lado, hay tantas voces alumbrando, que resulta difícil llegar con un discurso y pretender que la gente lo va a comer porque sí. Indígenas, campesinos y afros buscamos convivir en respeto y unidad en una tierra honesta dispuesta y capaz de defenderse, también las juventudes.
Al valorar nuestras voces, nuestra presencia, nos da la gana de hablar y ser así también en el espacio material y simbólico. Surgirán nuevas plataformas para esas voces, pero triste que tengan que ser luchadas, como todo. Desde las que ya están, apostamos a reeducar conciencia y sea aquí o allá, valorar nuestro legado ancestral para hacer un ejercicio de integración y ver las voces.
Desde el Palenque de Comunicaciones de la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca – ACONC, saludamos al tejido de comunicaciones de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca – ACINC, así como al equipo de Comunicaciones de la ANUC, y nos comprometemos a seguir departiendo para cuidarnos de la ceguera que produce la saciedad en los hombres.
¡Quienes nos cuidan de coronilla a pies, también lo hacen de los malos espíritus que abundan en el mundo y no nos asustan!
Por: Carlos Andrés Hurtado Quiñones. Integrante del Palenque de Comunicaciones de ACONC.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.