Al noreste del país, en el departamento de Santander, se encuentra “la ciudad dulce de Colombia”. Llamada así, por la tradición artesanal que durante años ha conservado. Se trata de Floridablanca, uno de los municipios más reconocidos del departamento, pues además de la variedad de ferias y fiestas que celebra a lo largo del año, entrega a sus habitantes y visitantes los dulces típicos más ricos del país.
Son aproximadamente 70 años, en los que familias emprendedoras han pasado el conocimiento dulce de generación en generación. El arequipe era entonces el más elaborado, en pailas y ollas, de forma casera; se preparaba con paciencia aquel dulce de leche y azúcar. Más adelante, llegaría a complementarlo una especie de galleta muy delgada, que se elaboraba a partir de una masa simple en un artefacto denominado obleario.
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La oblea, conocida en gran parte del país, es un postre para niños y adultos, conformada por dos galletas que encierran principalmente queso y arequipe. Pero el crédito se lo llevan los florideños, por la creatividad con la que las elaboran; aprovechando la variedad de sabores que la naturaleza regala, deciden rellenarlas de color y dar aún más gusto a quien las consuma.
Entre los planes para el domingo, sea con la familia o en pareja, tiene que estar pasarse por la plaza principal, para deleitarse con el olor que le causa antojo a quien lo sienta. Por un valor no muy alto, se puede disfrutar de este postre que con tanto amor ofrecen los florideños. Según el gusto de cada persona, podrá elegir entre sus mermeladas y frutas favoritas.
Es casi imposible no probar dicha delicia, cuando por la mayoría de cuadras se encuentran puestos y establecimientos dedicados a los postres. Uno de los más antiguos y representativos, es Obleas Floridablanca, que nace en 1949 como una industria casera de arequipe, y luego toma como producto líder la oblea. A pesar del crecimiento que ha tenido como empresa, continúa con la elaboración propia de las mermeladas y el arequipe, y aún más importante, mantienen la tradición de compartir las recetas de generación en generación.
El reconocimiento de este lugar, se debe a que pretende recordar a sus clientes alguna anécdota en torno al tema del amor. Esto, a partir de los nombres tan particulares y románticos con los que nombraron cada combinación. Amor perfecto, que lleva arequipe, crema y frutos rojos; Amor de tres, con arequipe, queso y pera; Amor a mil, con arequipe, queso, guanábana y fresa. Entre otros como divorcio, primer amor o idilio.
Nombres que pretenden identificar los sabores de momentos a los que se refieren; unos muy dulces, otros un poco amargos. Con la diferencia de que aquí, los visitantes podrán escoger entre el que más les guste y llevar un grato recuerdo de la ciudad dulce de Colombia.
Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.