Algunas personas sufren de inconformismo y hacen sufrir a los demás. Todo les molesta, todo les fastidia, todo es malo, todo es incorrecto, el mundo está al revés, qué desastre todo lo que ocurre.
Verdaderamente puede ser muy aburridor el tener que convivir con alguien así. Nada le parece bien, todo le disgusta, nunca tiene una expresión de satisfacción, no acepta felicitaciones y todo le contraría. Vive echándole gotas amargas a la vida. Eso no se llama vivir sino lamentarse y hacer sufrir al prójimo. ¡Cuidado con ese mal de la inconformidad!
Al contrario, hay otro mal que es la conformidad exagerada. El demasiado conforme es como insensible, aguanta todo sin chistar, parece que por nada se inmuta, no da muestras de interés por algo, no le importa el dolor ajeno, no se preocupa por cambiar. Como está, está bien. No piensa en mejorar. ¿Para qué estudiar, para qué capacitarse?
Los extremos generalmente son viciosos
La capacidad de análisis y crítica es una valiosa característica de los seres humanos y debemos aprovecharla constantemente. Gracias a nuestra razón podemos conocer y saber y por nuestra cultura apreciamos y valoramos, podemos calificar no solo a las personas sino a los demás seres, nos damos cuenta del ambiente o del entorno en que vivimos, las cosas nos parecen buenas o malas. Con la capacitación vamos perfeccionando nuestra inteligencia y por esto debemos estudiar y practicar lo bueno que aprendemos.
Nosotros tenemos que ser dinámicos, activos. No podemos dejar que pase la vida sin buscar unos cambios favorables, sin movernos para conseguir buenos resultados. No necesariamente debemos ser hostiles a lo que está establecido, todo no está mal o es deficiente. No todo ha de ser sustituido.
Hay muchas cosas buenas, excelentes y vale la pena contribuir para que eso se mantenga y se perfeccione. Tenemos que sentirnos tocados por las necesidades de otros y ayudar para que se solucionen los problemas y se superen los obstáculos.
Es muy importante sentirse perteneciente a la sociedad y tratar de mejorarla en todos los aspectos. El bien común se puede lograr mejor con la participación de cada uno de los integrantes de las familias y los grupos.
Por: Luis Salas. Equipo Editorial El Campesino