La llegada a la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos estuvo acompañada de la promesa de crear más trabajos, específicamente para la clase media anglosajona. No obstante, esto presumía triunfar en la idea de apresurar el desarrollo de forma sostenida hacia un 3% anual, centrándose en la disminución del impuesto corporativo del 39.5% hacia la franja 20%- 30%. La singularidad es que, a pesar de la detención del aumento del PIB, real en la franja 1.6% – 2% anual, ha venido formando empleos del 1.4% anual; No obstante, estos empleos no son de muy buena calidad y las mejoras salariales son más lentos de lo esperado.
La clase media se ha sentido decepcionada, ya que la creación de empleo se ha centralizado en extremos muy poco capacitados, ya que la demanda por trabajadores agrícolas en Estados Unidos ha aumentado principalmente, pero esto se ha venido compensando por medio de las visas temporales, a los mexicanos se les aumento salarialmente 50.000. A los niveles salariales vigentes cerca de unos US$25 / hora, de sol a sol.
Por otro lado, la expansión del sector de alta tecnología ha venido apoyando en las visas especiales sobre todo las que se les da a los asiáticos donde tiene un salario US$ 108.900/año; las contrataciones más importantes siguen siendo para los extranjeros, Trump aumento a un millón de empleos para ellos.
En América Latina la educación no tiene la misma excelencia que en Estados Unidos o Europa (Específicamente en Alemania), esto ha demostrado que la región sigue en una búsqueda del título universitario, la gran mayoría de estos títulos son de baja calidad y ha permitido que se realicen sin los requerimientos adecuados, esto se entiende que la tasa de la cobertura es de 21% a 43% en los últimos años, quiere decir que América Latina no se ve manifestado en ganancias sustantivas en productividad laboral.
Autor: Stefania Forero