Esa es una de las primeras observaciones de la zootecnista Johana González, estudiante de la Maestría en Producción Animal de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien con la tutoría de la profesora Gloria Amparo Casas inició diferentes pruebas para proporcionarles a los animales una dieta a base de residuos de la yuca, como “ripio”, que son los trozos que se cortan a la hora de prepararla para ser empaquetada.
Dichos subproductos se utilizan para elaborar bioabonos, pero cuando la cantidad es muy alta su disposición final se convierte en un problema para los productores.
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La inquietud de desarrollar este alimento la trajo a la Universidad don Elías Rico, uno de los mayores productores de yuca en Granada (Meta), quien conoció sobre esta dieta porcina en Cuba, donde fue desarrollada por investigadores como una alternativa ante los altos costos de importar maíz y soya para concentrados.
La investigadora se documentó acerca de esta dieta con instituciones cubanas como el Instituto Nacional de Investigadores Porcinos, desde donde el experto José Ramírez González se trasladó al municipio de Granada para asesorar a la investigadora de la UNAL en la producción del yogur de yuca, que más que una bebida es una “masa” húmeda.
La zootecnista preparó mezclas con y sin la cáscara de la yuca, e incluso hizo algunas pruebas con papa para establecer cuál de estas presentaciones atraía más a los cerdos y cuál resultaba más digerible. Por último preparó el yogur con un 70% de ripio de yuca y 30% de cáscaras.
Después de su trabajo en campo con los residuos de yuca de los cultivos del Meta se trasladó al Centro Agropecuario Marengo, de la UNAL, donde hay una granja con alrededor de 500 cerdos.
Hasta allí se llevaron inicialmente 2.000 kilos de subproductos de la yuca, que fueron debidamente molidos y mezclados con yogur y melaza. La preparación se depositó y fermentó en canecas y se les suministró a los cerdos en la mañana y en la tarde; los comederos quedaban vacíos, lo que evidencia el gusto de los cerdos en levante por este nuevo alimento.
Sin embargo, se estableció que aunque la yuca es rica en carbohidratos, requiere un suplemento de proteína para mantener los niveles de nutrición que requieren los cerdos de engorde.
Por eso este año se está desarrollando un proyecto piloto en el cual se tiene previsto incluir alguna proteína como soya y determinar cuál es la fórmula más adecuada para suministrarles a los cerdos.
La investigadora comenta que cuando se perfeccione el producto se podría evaluar la viabilidad de aprovecharlo también como alimento para aves y capacitar a los pequeños y grandes productores sobre su preparación en las granjas, lo que les permitirá bajar costos de producción. Esto considerando que el 70% de costos en el engorde de los cerdos corresponde a la compra de concentrado a base de maíz y soya, que por lo general se debe importar, ya que su cultivo en Colombia es insuficiente para la demanda actual.
Tanto don Elías como algunas de las productoras de alimentos, entre ellas McCain, estarían interesadas en apoyar la capacitación de los pequeños productores, concluyó la zootecnista González.
Fuente: Universidad Nacional de Colombia.