Colombia es una país de grandes devociones y creencias, estas han sido cultivadas desde hace mucho tiempo por sacerdotes,
Por Nicolás Galeano
Incluso por las mismas familias que con una educación religiosa han logrado que en sus hogares se le de gran importancia a los santos, a ciertas oraciones tradicionales que de muy pequeños aprendimos, a la participación asidua en la Eucaristía, pero de manera muy especial a cultivar una devoción profunda a la Madre de Dios. Colombia conserva de manera muy especial la devoción a la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, fue en este pueblo donde La virgen María quiso manifestarse para hacer presencia en esta nación que hoy la tiene como Reina y Patrona. Aquí una pequeña reseña histórica que nos mostrara como la Virgen María quiso manifestarse en este país y la importancia que desde aquella vez ha tenido no solamente para esta nación sino también para el fortalecimiento de su fe.
La historia de su milagrosa manifestación se remonta al siglo XVI cuando los frailes dominicos realizaban expediciones de evangelización en la región del centro del país. Un caballero proveniente de España, Antonio de Santana, en 1560 obtiene la encomienda de la región para levantar una casa dotada con diferentes dependencias, apropiada para la administración de los colonos, los indígenas y esclavos; además debía construir una capilla para oficios religiosos en Suta. Posteriormente de España llega un fraile colaborador en las misiones, fray Andrés Jadraque que ve la necesidad de dotar la capilla con un lienzo o cuadro de la Virgen del Rosario, advocación promulgada por la Orden Dominicana a la cual pertenecía el religioso. De esta manera acuden a un pintor también español Alonso De Narváez que vivía en la ciudad de Tunja, en Boyacá, cercana a la región para pedirle que pintara a la Virgen del Rosario. Todos acuerdan poner al lado de la Virgen a sus santos de devoción; San Antonio de Padua y San Andrés por ser el primer patrono del encomendero que solicitaba la imagen y el segundo, del fraile que la había mandado a hacer.
Para el año de 1562 la pintura hecha de algodón indígena que medía 125 cm de ancho por 111 de alto ya estaba en la capilla y allí permaneció por más de una década hasta aproximadamente el año 1574. Por entonces la capilla, que tenía techo de paja se deteriora por consecuencia de la humedad, al punto que la imagen quedó prácticamente borrada. La imagen estaba en tan mal estado que fue llevada dentro de la misma región a la población de Chiquinquirá, allí fue abandonada en una habitación que muy raras veces fue usada como capilla u oratorio. Hasta que en el año de 1586 María Ramos, una mujer del lugar, sabiendo que el lienzo había guardado la imagen de la Virgen María, decide reparar el viejo oratorio y el lienzo maltratado, otorgándole el mejor lugar de la capilla. Diariamente oraba y pedía a la Virgen del Rosario que se manifestara, hasta que el 26 de diciembre de 1586 cuando María salía del oratorio, una mujer indígena llamada Isabel junto a su pequeño hijo al pasar por el lugar le gritaron a María: “mire, mire Señora”, al dirigir su mirada a la pintura ésta brillaba con resplandores y la imagen, que estaba irreconocible, se había restaurado con sus colores y brillo originales. Desde entonces empezó la devoción a la advocación conocida como “Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá”.
En el año de 1919 el gobierno de la República de Colombia decidió consagrar el país a la Virgen de Chiquinquirá como su Reina y Patrona.