Las vías marítimas, terrestres y fluviales, tan importantes como las sanguíneas.
Por: Kenny Lavacude
Un proverbio árabe dice “libros, caminos y días dan al hombre sabiduría”; los libros aportan ideas, conocimientos; los caminos generan encuentros, presencias; y los días acrisolan los conocimientos y dan sentidos a los pasos andados.
Las vías por donde transitamos, como lugares de encuentro y de intercambio son fundamentales para el desarrollo de la persona y de las comunidades. En efecto, desde la prehistoria, el hombre primitivo creó caminos, vías y senderos por donde generaciones y generaciones transitaron, seguros del lugar a donde llegar y de la meta a alcanzar en el encuentro. Muchos caminos, con el tiempo, se convirtieron en rutas comerciales. Condujeron mercancías y también culturas, diversidad, mensajes, sueños… Los cruces de caminos, por lo general fueron ricos económicamente y variopintos y diversos, también alegres y bulliciosos.
Por otra parte, donde no hubo vías, las culturas es estancaron, se empobrecieron, se miraron a sí mismas y, eventualmente desaparecieron.
Que en Colombia no haya vías suficientes que permitan el encuentro entre las culturas, los movimientos comerciales, los viajes lúdicos, la interconexión entre pueblos, es un problema que genera desventaja social y, por tanto pobreza y subdesarrollo.
Es lamentable que, debido a la inexistencia, escasez o mal estado de las vías en zonas rurales, un campesino no pueda llevar a vender sus productos porque es más caro llevarlos al mercado que cultivarlos; o que un niño o niña tarde varias horas para ir a su colegio o que no pueda ir; que muchos habitantes rurales no conozcan, a lo largo de varias generaciones, lo que son unos días de vacaciones, apartados del azadón; que muera un paciente porque no puede salir de su vereda para ir a un centro médico –que por lo general estará demasiado lejos-; que un ataque de un grupo insurgente mate campesinos sin que puedan llegar jamás las fuerzas del Estado.
En fin, las vías en el campo son tan vitales como las vías respiratorias, sanguíneas, nerviosas, linfáticas o alimenticias. Sin ellas no hay vida.