Un sueño en caña flecha: lideresas zenúes tejen su historia de resiliencia

Más de 20 lideresas quienes se organizaron en la Asociación de Mujeres Indígenas Zenú, Asomiz. Se reúnen desde hace ocho años en María La Baja -Bolívar- donde establecieron el corazón de su asociación.

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En los círculos de la palabra, las mujeres zenúes recuerdan el mito de la creación que sus ancestros les contaban. En el relato del origen, en el que las deidades Mexión y Manexca originaron a su pueblo, despierta en ellas mayor fascinación la leyenda de la diosa.

Manexca es descrita como una guerrera y madre; una mujer de un solo seno, que es la más bella de todas que jamás han pisado la tierra.

Son más de 20 lideresas quienes se organizaron en la Asociación de Mujeres Indígenas Zenú, Asomiz. Se reúnen desde hace ocho años, al comienzo como un refugio para reparar, pues todas fueron víctimas del conflicto.

Por efecto del desplazamiento, se reubicaron en los Montes de María a comienzos de la presente década. En María La Baja -Bolívar- establecieron el corazón de su asociación.

“Decidimos organizarnos, asociarnos ante esta oportunidad para reparar. Esto comenzó en 2010. Al comienzo fue complicado ser lideresa. Sufrí por el machismo que oprimía más la labor de la mujer.

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A pesar de eso, decidí liderar la asociación y nos legalizamos con esfuerzos propios: hicimos ollas comunitarias, reunión de fondos con bazares, investigación para aprender cómo poner nuestro grupo en orden. Así constituimos a Asomiz”, relata Merlis Guzmán, fundadora de la asociación.

Asomiz es una organización de mujeres indígenas, lideresas y resilientes. Cuando sus reuniones comenzaron sólo como un espacio para desahogar las penas de su historia como víctimas, terminaron encontrando la sanación en sus tradiciones culturales. Además de comenzar a reparar, identificaron que los saberes ancestrales eran también una oportunidad para el bienestar de sus familias.

A mediados de año, el Ministerio del Interior de Colombia, con apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD, promovieron talleres de formación política a mujeres lideresas y el apoyo a organizaciones en distintas regiones del país.

En los Montes de María, Asomiz fue una de las asociaciones que participó en dicho ciclo y fue elegida para desarrollar una iniciativa de construcción de paz y reconciliación.

En cuanto a los talleres de Formación Política a Mujeres Lideresas, estos fueron ejercicios pedagógicos para el descubrimiento, fortalecimiento de capacidades y motivación a la acción de nuevos liderazgos en 16 territorios de Colombia.

Estas capacitaciones consiguieron incentivar a la sociedad civil, especialmente a las mujeres, a adquirir un rol más activo en la construcción de desarrollo sostenible y paz duradera, con enfoque en los territorios que resultaron más afectados por el conflicto armado.

Dichas jornadas se realizaron en municipios como Ismina, Chocó; Anorí y Turbo, Antioquia; Tibú, Norte de Santander; San Vicente del Caguán, Caquetá; Chaparral, Tolima; Valle del Guamuez, Putumayo; San Pablo, Bolívar; Ovejas, Sucre; Fonseca, La Guajira; Montelíbano, Córdoba; Fortul, Arauca; Pradera y Buenaventura, Valle del Cauca; Ricaurte, Nariño; y San José del Guaviare, Guaviare.

“NOS VOLVIMOS A MIRAR A LA CARA; HEMOS VUELTO A REÍR”

Las lideresas de Asomiz – – se animaron a producir su propio proyecto de intervención social y comunitaria. Construyeron una propuesta en la que se plantearon fortalecer su asociación ampliando el número de participantes, aumentar las estrategias de recuperación de tradiciones y hacer pedagogía sobre los derechos humanos y garantías de participación ciudadana.

Entre las actividades que adelantan las lideresas de Asomiz se encuentra un fundamental componente de recuperación de los saberes ancestrales Zenú. Se reúnen con frecuencia para remembrar las mitologías que sabían sus abuelos y tejer con iraca, caña flecha, enea y bejuco para producir sombreros, bolsos y artesanías.

Mientras componen sus creaciones, desahogan las penas de su pasado como víctimas y comparten sueños restauradores para el futuro, sobre todo el de la niñez y juventud local.

“Hemos vuelto a mirarnos a la cara, hemos vuelto a reírnos, a tener esperanza. Es la unificación del colectivo y la construcción de paz: aún mora el espíritu de reconciliación en nuestros corazones.

El saber oral lo habíamos olvidado por causa de la violencia. Transmitir los conocimientos y saberes valiosos entre nosotros y nuestros hijos y nietos es uno de los logros que hemos tenido”, añadió Merlis Guzmán.

Gracias a estos ejercicios, las lideresas de Asomiz han creado también una huerta en la que sembraron plantas como Cerbatana, Santa María, meromacho, Bejuco de cadena, Albaca, Menta, Paico-hierbasanta, Fique, sábila, Achote, ajíes, Manzanilla, Jengibre, Hoja del Aire y Cuartillo. Todas, sin excepción, cuentan con propiedades curativas que ellas estudian y transmiten como saber colectivo.

Su proyecto detallaba dichas ambiciones, lo que les hizo meritorias para quedar seleccionadas, junto con otras 23 organizaciones en todo el país, como ganadoras de la iniciativa de fortalecimiento a organizaciones sociales de mujeres. Por reconocimiento obtuvieron 3 millones de pesos para hacer más sólida su experiencia, y plantar una semilla de ambición al mediano y largo plazo.

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 “Tenemos una visión a futuro: conseguir tierras comunitarias para labrarlas. Queremos rescatar los cultivos tradicionales del pueblo Zenú, reivindicar nuestros oficios como mujeres.

Somos enfermeras, médicos, maestras. Nos soñamos una sede comunitaria para seguir haciendo pedagogía de derechos humanos y su defensa, deberes, formular más proyectos productivos, tener una huerta comunitaria y formar un banco de propuestas”, agregó Merlis.

Para ampliar sus fuentes de recursos, las mujeres también organizan ferias gastronómicas con platos tradicionales zenúes. Su menú recorre desde las ‘tacitas’ de ají dulce con cebolla, el ají picante con moncholo ahumado, el guiso de babilla, bollos y pan de coco.

“Demostramos que vale la pena apostarles a las organizaciones de mujeres: hacer pedagogía de derechos, reconocimiento de capacidades en participación. Somos capaces de dar lo que las demás personas no creen que logramos conseguir.

Por eso queremos seguir luchando. Nuestra experiencia al ser valientes, insistir, servir de ejemplo a las siguientes generaciones, lograr acción colectiva.

Asomiz ha crecido en población beneficiaria y ha vinculado a niñas, niños y adolescentes en semilleros de artes ancestrales, música y aprendizaje de medicina tradicional.

Rafael Estrada, líder indígena Zenú del cabildo en María la Baja, reconoce la amplitud de esta iniciativa, en la que también participan los esposos de las lideresas: “Son mujeres muy motivadas y dan ejemplo de equidad. En el pueblo Zenú protegemos y respetamos a las mujeres. Hoy la mujer y el hombre tienen derechos por igual, y vemos cómo las mujeres ayudan a liberar a la comunidad y promueven su prosperidad y unión”.

El fortalecimiento a organizaciones sociales de mujeres responde a un esfuerzo en favor de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS 16 -Paz, justicia e instituciones sólidas-, y 5 -Igualdad de género.

Por: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD.

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