jueves, noviembre 21, 2024
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Un Gordo de cuatro ruedas viajaba por Sudamérica con aceite de cocina (segunda parte)

A Jaime le dicen hippie. Le dicen hippie por su melena larga y espesa de hebras blancas, negras y grises que hace más de 10 años no tocan unas tijeras. Le dicen hippie por sus pantalones de colores, que compra en la primera tienda de artesanías que encuentra.

Por: ElCampesino.co

Pero también le dicen loco, porque le dio por viajar por latinoamérica usando aceite vegetal reutilizado. Él y su amigo Raúl Ramírez, mecánico que le ayudó con las modificaciones de la Land, son los locos de Quinta de Tilcoco, una comuna de Chile ubicada en la provincia de Cachapoal con apenas once mil habitantes.

Foto: www.lavoz.com.ar. Jaime y su camioneta en medio de un largo viaje.
Foto: www.lavoz.com.ar. Jaime y su camioneta en medio de un largo viaje.

Quinta de Tilcoco es el territorio donde el agua nace entre las piedras. Arriba, en el cerro Caylloma, un monumento de la Virgen del Carmen del año de 1907 saluda a los quintanos, que cada 16 de julio la homenajean con misas y fuegos artificiales. Es una tierra fértil desde años inmemorables, que anima a los agricultores a seguir cuidándola y a no alejarse de ella, por eso el 48,59 por ciento, casi la mitad de la población, vive en el campo. Entre ellos, Jaime Silva.

Antes de irse con El Gordo, Jaime tenía un trabajo común y corriente, desarrollaba proyectos dentro de una oficina, seis días a la semana, varios meses del año. Así trabajó año tras año como Ingeniero en Administración de Negocios, hasta que se cansó. Se cansó de hacer lo mismo y soñar cosas que no eran posibles. Compró  El Gordo y se fue por gran parte de Sudamérica en el 2009 utilizando Diesel. Luego de ese viaje, Jaime salió a conocer otros lugares del mundo, desde Nueva Zelanda hasta países de Asia y Europa.

Después de ese cambio interno y espiritual, Jaime decidió reformar o más bien no cambiar nunca más de ropa. No quiso volver a comprar más pantalones ni más camisas, con las que tenía, así estuvieran rotas, era suficiente. Tampoco volvió a desechar cosas a la basura, prefirió reciclar durante cinco años hasta que ya no le cupo tanta cosa y decidió que debía construir una casa para ponerlas ahí.

Compró madera de más o menos 120 años de cortada de una casa que estaba apunto de ser demolida, y diseñó y armó su “casa-bodega” con ayuda de un amigo, el maestroMelo y el ayudante fiel, Pancho. El piso de la casa-bodega de Jaime está hecho de ladrillos y madera. La baldosa proviene de escombros que dejó el terremoto que sufrió Chile en el 2010 y las murallas contienen botellas de vidrio y madera prensada que pertenecía a una fábrica que también sufrió fracturas con el terremoto.  Jaime sonríe y me dice: “mi casa-bodega siempre está a mi espera”.

Fue en abril de 2012, cuando Jaime Silva dio con un texto que le abriría la puerta a su nueva aventura. El pdf, escrito por un francés, explicaba cómo modificar un vehículo o motor Diesel para andar con aceite vegetal. Luego de leerlo y de poco pensarlo, Jaime empezó a reciclar aceite.

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