Además de ser un medio fluvial de transporte, una fuente de ingresos y de agua para el consumo, y un buen plan de esparcimiento, el río Caguán ofrece tranquilidad e imponencia como el coloso que envuelve a San Vicente del Caguán.
Por: Maribel Bustamante B
Facilitadora de las EDC de San Vicente del Caguán, Caquetá
La Ciudadela Juvenil Amazónica Don Bosco está ubicada junto a la vía que lleva a Neiva, frente al Aeropuerto Eduardo Falla Solano, y sus instalaciones se levantan a orillas de la fuente hídrica de mayor importancia para San Vicente del Caguán, el majestuoso río Caguán.
Ésta importante vertiente en la Amazonía colombiana presenta un caudal de gran proporción, registrando hasta 1090 m3/s (metros cúbicos por segundo), y una amplitud de 95 metros aproximadamente, en el punto del río que queda frente a la Institución Educativa.
El río Caguán es de gran importancia debido a su condición profunda que lo hace navegable, esto a su vez lo convierte en una ruta de transporte para muchas personas que viven cerca de su rivera, a pesar del avance de las vías terrestres.
Además de su navegabilidad es una fuente de agua potabilizable, así como también fuente de recursos piscícolas para muchas familias que dependen de la pesca como forma de generar los recursos para su sustento.
Asimismo, para la Ciudadela Juvenil Amazónica Don Bosco, es la principal fuente de agua de bombeo, que se usa para la distribución en los diferentes tanques que suministran el preciado líquido proveniente del río Caguán, a los diversos sistemas para su consumo.
El río Caguán ofrece una vista bellísima de paisajes rivereños y aguas claras para la temporada de verano. Estos reflejos del espejo cristalino que nos ofrece el río Caguán envuelven a la Ciudadela, haciendo de esta más que un espacio académico, un excelente lugar para preparar nuestra mente para el aprendizaje.
Así como en verano el río Caguán nos da cálidas tardes de paseo y feliz esparcimiento, en invierno su caudal se magnifica de forma tal que su nombre, intimida a cualquier intrépido humano o animal, recordando la forma como aquel compositor de guabina debiera llamarle en sus versos, “el Caguán torrentoso un coloso de verdad”.