¿Qué tal un escenario de posconflicto en que los exguerrilleros, en trance de reinserción a la vida civil, deban participar de manera activa en la recuperación ecológica del territorio?
Por Juan Carlos Pérez
¿Qué tal un escenario de posconflicto en que los exguerrilleros, en trance de reinserción a la vida civil, deban participar de manera activa en la recuperación ecológica del territorio? Y ¿Qué tal que, en forma simultánea, se fortalezca esa tarea activa en colegios, escuelas y universidades, con los otrora famosos día de campo, que incluyan tareas como la limpieza de ríos y quebradas? Y, en esa misma dirección: ¿Cómo imaginar un país en el que sus empresarios renuncien a hacer multimillonarias utilidades, en aras de la inconmensurable rentabilidad social que significa proteger el medio ambiente?
Es una propuesta que acaba de lanzar el experto Julio Carrizosa, miembro de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, la cual queremos destacar en El Campesino, en especial por su alto componente educativo. Claro, llama mucho la atención una iniciativa de tal naturaleza en momentos en que registramos, casi día a día, una escalada violenta que tiene como principal objetivo el medio ambiente.
Por supuesto, el más afectado, con lo que está pasando de nuevo es el campo, pues habitantes, en su mayoría campesinos de departamentos como Nariño y Putumayo han visto, entre indignados e impotentes, cómo se contaminan humedales y otras fuentes de agua.
Los expertos coinciden que pasarán muchos años antes de ver una recuperación que, en la mayoría de los casos, será parcial.
En ese contexto, ¿Qué hacer para que todos los actores sociales aprendan a valorar y a proteger lo que nos ha regalado la naturaleza que, usualmente, consideramos un intangible de todos y de nadie?
Como hemos dicho, la propuesta tiene un alto componente pedagógico, sobre el cual bien vale la pena profundizar.
Dice el experto que se trata de “ organizar una educación ambiental, que utilice el concepto de ecología integral, con dos ejes fundamentales: uno para comprender el país tal como está, sin simplificaciones, sin dogmas, sin frases hechas, sino profundamente, teniendo en cuenta nuestra geografía e historia y el otro, para orientar la educación hacia la restauración de la ecología. Sería una parte más activa y funcionalista”.
Claro está, es una mirada desde la complejidad la que nos propone el profesor, entendida, desde la mirada de Edgar Morín, no como lo difícil o enredado, sino como “lo que está tejido junto”. Como lo dice el propio Carrizosa la ecología integral pasa por entender una nueva interdisciplina llamada “economía ecológica” en la que se tienen en cuenta las interrelaciones entre el patrimonio natural y los procesos económicos”.
De allí se desprende una reflexión que, a primera vista, suena bastante polémica, pero que tiene un trasfondo socioeducativo muy grande: contemplar la disminución de las exportaciones de productos básicos como el petróleo, el carbón y el oro. “No es un desastre, es una oportunidad de evitar la disminución del patrimonio de las generaciones futuras”.
Es, como podemos apreciar todo un cambio de mentalidad el que nos propone el Doctor Carrizosa, con menos retórica y más acciones concretas, para el cual resulta fundamental el componente educativo. Es también , si se nos permite la comparación, una especie de “todos ponen” que planteara hace algunos años Antanas Mockus.
Son esfuerzos que debemos hacer todos si como lo decimos –con frecuencia más a manera de frase de cajón que de sinceridad real- de verdad estamos comprometidos con la tarea de construir una Colombia en paz, lo que pasa por voltear la eterna pregunta ¿Qué está haciendo usted por la paz? Para preguntarse: ¿Qué estoy dispuesto yo a aportarle a la paz?