Los corregimientos de Monterrey, Barrancas y Santa Rosa de Tapias, en el Valle del Cauca, presentan altos niveles de contaminación de agua. Porcicultores de la región están siendo capacitados para mitigar el impacto de sus actividades pecuarias.
“Esto puede representar un riesgo de enfermedades para quienes estén en contacto con el agua, y al mismo tiempo un desperdicio de materiales con potencial fertilizante y energético”, asegura Manuel Ochoa, estudiante de la Maestría en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional-Sede Palmira. (Le puede interesar: Colombia es productor libre de peste porcina clásica)
Ochoa, que desarrolla la capacitación, señala que la comunidad en Santa Rosa de Tapias “manifestó su preocupación por la contaminación en la quebrada La Cecilia y el río Tapias”. En el corregimiento, en 2017, se construyó una cerca para bloquear un kilómetro de zona ribereña e impedir la entrada de ganado al agua. Asimismo, fueron instalados 13 biodigestores en igual número de fincas para producir abono y energía a partir de excrementos de cerdo.
En un comunicado de la Agencia de Noticias UN, asegura que “las aguas de lavado de las cocheras se conducen a reactores anaeróbicos de bajo costo en los que surten un proceso de fermentación para producir gas metano. El líquido sobrante es un abono rico en minerales muy útil como fertirriego para cultivos como café, pastos y frutales”.
De igual forma, los productores han optado por enriquecer el efluente con otros abonos líquidos. Algunos de ellos son: el nitrocón y microorganismos eficientes, con lo que se evitan discusiones por olores entre vecinos.
El biodigestor, otro de los procesos, elimina el 80% de la carga contaminante de los residuos y los deja 100% óptimos para ser reutilizados como fertirriego. Esta labor permitiría reducir en 80% los costos de fertilización en cultivos.
Más detalles del proyecto
El proceso empezó en 2015 en Santa Rosa de Tapias, donde se realizó un acercamiento a la familia Rodas Martínez, de la Granja Agroecológica el Mirador. Allí, el grupo investigador establecieron los primeros contactos con la comunidad y conocieron prácticas de agricultura sostenibles de la zona.
“Trabajamos con 38 productores de Santa Rosa de Tapias, 20 de Barrancas y 15 de Monterrey. Además vinculamos a las alcaldías de Buga, Palmira y Guacarí, a la Gobernación del Valle del Cauca y a la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca”, agrega Ochoa
El trabajo lleva nueve meses y ha incluido la formación en labores de lombricultura, así como dietas alternativas para cerdos. Asimismo, con la soya, el maíz, la cachaza, el bore y el nacedero, los campesinos prepararían concentrados para sus animales.
Por: Andrés Neira. Periodista