Tecnología no es un problema de aceptación o rechazo sino una herramienta necesaria que está al alcance de todos.
Por Rubén Gil
Tecnología es uno de los temas que necesariamente compromete la atención del ser humano en la actualidad. El mundo exige el conocimiento de los últimos recursos tecnológicos, específicamente en los estudiantes y empleados. Hay quienes aprenden por exigencia y obligación a emplear las tecnologías de la información y las comunicaciones – TIC, pero también hay a quienes se les considera tecnoadictos, y son los amantes de la tecnología que esperan saber, con ansiedad, cuál ha sido el último avance tecnológico.
La tecnología ha sorprendido de tal manera al ser humano que hace un siglo era impensable la extensa gama que hoy desborda al mundo. Y es que los últimos inventos van desde gafas que funcionan como una pantalla de computador, que le permiten al usuario navegar y hallar lo que busca mediante comandos de voz, hasta robots que cumplen los trabajos que años atrás sólo podía llevar a cabo el ser humano. Los aparatos tecnológicos más usados al momento son: los Smartphone, dispositivos inteligentes con pantalla táctil que funcionan como un teléfono móvil con características similares a las de un ordenador personal portátil; computadora portátil, máquina electrónica que recibe y procesa datos para convertirlos en información útil; consolas de videojuegos, sistema electrónico de entretenimiento para el hogar que ejecuta juegos electrónicos contenidos en cartuchos, discos ópticos, discos magnéticos, tarjetas de memoria o cualquier dispositivo de almacenamiento; y geoposicionadores satelitales, sistema que permite determinar en todo el mundo la posición de un objeto (una persona, un vehículo) con una precisión de hasta centímetros.
La tecnología se ha convertido en un reto tanto para los tecnocientíficos como para los adictos a la tecnología. Los primeros esperan llevar a cabo aquello que ha parecido inalcanzable, y los segundos esperan llenar las ambiciosas expectativas de aquello que se anuncia.
En fin, la tecnología ha permeado casi todas las clases sociales. Ha sido la tecnología quien ha ido desplazando poco a poco algunas cosas que parecían imprescindibles; como por ejemplo los libros, la escritura a mano y hasta las personas que se emplean para oficios varios. Pero aun así, nadie podría demostrar con total seguridad que la tecnología es completamente mala, ni tampoco nadie podría demostrar que es totalmente buena. Como todos los inventos del hombre a lo largo de su existencia, la tecnología tiene su lado bueno y su lado malo, lo importante es buscar el sano equilibrio. La mejor manera de buscar ese sano equilibrio es examinándose constantemente acerca del control que se ejerce sobre los recursos tecnológicos que están al alcance; es decir, se responde a las preguntas ¿quién domina a quién?, ¿el tiempo que se les dedica es adecuado y necesario?
La iglesia católica no es ajena a la tecnología ni tampoco la rechaza. Antes bien se vale de ella para llevar a cabo su plan de evangelización, específicamente con tecnologías de la información y las comunicaciones. Pero también la Iglesia católica da algunos consejos a las personas para no resultar sirviéndole a otro Señor. La iglesia señala algunos riesgos a evitar, como por ejemplo el peligro de la idolatría, la pérdida del diálogo en las familias o la propagación del sin sentido .
Por lo tanto, la tecnología seguirá siendo bienvenida en la Iglesia siempre y cuando no aleje al hombre de la verdad y, sobre todo del prójimo.