San Basilio de Palenque es un corregimiento ubicado al norte del país en el departamento de Bolívar, con una población aproximada de 3.500 habitantes y con una gran historia que lo llevó a convertirse en Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad por ser el primer pueblo libre de América. Pues gracias a Benko Biohó en 1612 cientos de esclavos africanos que fueron traídos a esta parte del mundo pudieron liberarse de sus opresores.
Palenque es reconocido como el rincón de África en Colombia, ya que a través de los años se han conservado prácticas sociales, médicas y religiosas únicas en el país con raíces netamente africanas, así mismo se ha resistido y trabajado por la conservación de su lengua nativa el bantú, generalmente conocido como criollo palenquero.
Otra de las particularidades que los caracteriza es su forma de organización social, dada mediante redes familiares y grupos de edad denominados ma-kuagros, que implican todo un sistema de derechos y deberes y una fuerte solidaridad interna.
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Las tradiciones y costumbres ancestrales latentes hasta el día de hoy, se han conservado gracias a la transmisión de saberes de generación en generación. Uno de los elementos más relevantes es la música, y dentro de este aspecto cultural se encuentra la elaboración del tambor, considerado un instrumento sagrado por ser utilizado en rituales de gran importancia como lo son el Lumbalú, que es un evento fúnebre; nacimientos; salimientos y otros festejos.
También fue utilizado como uno de los primeros medios de comunicación entre las comunidades de Palenque, pues con el tambor más alto en dirección a una zona específica se tocaban notas que indicaban los diferentes sucesos que se daban en San Basilio. La elaboración del tambor es un oficio que requiere de mucho esfuerzo y dedicación, pues al ser construido de manera artesanal lleva varios días conseguir el resultado final.
Como se ha hecho históricamente, primero se corta un tronco cercano del cual se pueden sacar varios vasos, que son esos pedazos de tronco cavados, cepillados y pulidos con herramientas como cucharas, formones y machetes. Luego, el parche de piel de chivo, es amarrado con fibra natural y muy bien templado para que se garantice la producción de los sonidos ancestrales que evocan sus raíces africanas.
Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.