Cuando se habla de guardaparques inmediatamente se evoca la relación de respeto que durante muchos años existió entre el hombre y la Madre Tierra y que lamentablemente, con la llegada de la industrialización se ha venido perdiendo. Este término se refiere a aquella persona que desempeña unas funciones determinadas para servir a la comunidad y a la naturaleza, las cuales realiza directamente en el campo.
Esta labor resulta de gran importancia en la lucha por la sostenibilidad, pues se encargan de proteger ecosistemas indispensables para la estabilidad climática y la conservación de la biodiversidad. Además, son duplicadores de información relevante para la recuperación de saberes ancestrales que apuntan al cuidado y amor por todas las formas de vida.
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En peligro los guardianes de la Sierra de la Macarena
El Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena ubicado en el departamento del Meta es una de las zonas protegidas más importantes del país, pues en sus extensos paisajes guarda fuentes hídricas de gran valor como lo son el río Duda y Guayabero, además de ser el escenario en donde se encuentran petroglifos y pictogramas de las comunidades que alguna vez habitaron esta selva húmeda.
Sin embargo, las personas que luchan por la protección de esta zona de Colombia se han convertido nuevamente en objetivo militar de los grupos armados que se han constituido a lo largo de la historia de guerra en el país. Así lo confirman los testimonios recolectados por Mongabay Latam, proveedor sin fines de lucro de noticias sobre conservación y ciencia ambiental.
Las amenazas a guardaparques y líderes ambientales son cada vez más constantes, el robo y la quema de sus implementos y espacios de trabajo ponen en gran riesgo la vida de estas personas, razón por la que han tenido que alejarse de la Serranía y trabajar desde los cascos urbanos o únicamente donde estos grupos les permitan.
Cabe mencionar que, este tipo de atentados se deben a que los grupos armados intervienen determinadas zonas para la producción ilícita de hoja de coca o para ganadería extensiva; ambas prácticas con efectos negativos directos sobre el correcto desarrollo de los ecosistemas que conforman esta zona protegida. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito – UNODC, para el 2018 se detectaron 1.840 hectáreas dedicadas a la producción ilícita, siendo la zona protegida con las cifras más altas.
Es por esta grave situación que se hace un llamado a las entidades competentes para que planifiquen y ejecuten acciones pertinentes garantizando la mitigación de violencia hacia los guardianes del parque y de igual forma, la recuperación de los espacios que ya han sido afectados.
Por: Karina Porras Niño. Periodista.