Los conocimientos, habilidades y destrezas adquiridas por obra del azar o la buena fortuna, no pueden quedarse en riquezas individuales para presumir ante la gente. Contar con la suficiente preparación académica para ejercer un cargo, función o misión en la sociedad, debe invitarnos a ser más comprometidos y generosos.
Todo lo que hemos recibido debemos entregarlo a los demás. No se requiere de grandes técnicas, basta nuestra actitud y disposición, para acercarnos a los demás y demostrar que las experiencias vividas nos permiten respetar y considerar al otro. (Le puede interesar: Las Cartas del Campo: ¿Se imagina una vida sin campesinos?)
Ninguna persona lo sabe todo. Sin embargo, todas las personas saben algo, de todas se puede aprender; de ahí que el autor de esta carta nos recuerde que entre más conocimientos tengamos más honda debe ser nuestra reflexión, ese examen de conciencia sobre la forma en que nos relacionamos con el que tenemos cerca.
Editor: Paola Calderón Gómez. Periodista – Editora.