El día de su cumpleaños un joven seminarista recibió esta carta escrita de puño y letra de su mamá.
Por Andrés Felipe Lasso
Hola Hijo
He decidido escribirte una carta hoy el día de tus cumpleaños, nunca lo había hecho, tú si muchas veces, todavía guardo con mucho celo esas carticas que de niño me hacías, apenas empezabas a escribir y te salías de las líneas de los garabatos que dibujabas. Son un muy lindo recuerdo de tu infancia.
Seguramente no la leerás hoy, pero no importa, como dices tú, la intención prevalece en el tiempo. Han pasado muy rápido tus años de seminario, he visto como el Señor ha labrado tu vocación, tu vida, también me alegra y me deja muchas enseñanzas tu dedicación y esfuerzo por responder a Dios. Debo decirte hijito que al principio pensé que no te quedarías más de un mes, ya vas por la mitad y tus fuerzas siguen intactas. Recuerdo mucho el día que nos despedimos y te quedabas a vivir en tu nueva casa, cada segundo que pasaba hasta el adiós, era para mi una eternidad, todo lo que hemos vivido pasaba por mi cabeza; recordé cuando supe que estaba embarazada y crecías en mi barriga contra todo pronóstico, fue para mí un momento de prueba, porque me enfrentaba a ser una madre y padre a la vez, era muy joven, pero desde el principio me cautivaste y me desvelaste el amor más sincero que jamás se puede experimentar, te vi creciendo, decir tus primeras palabras, jugar con tus primos, recordé las alegrías que me causabas porque eras un gran estudiante y te iba muy bien, tus años de universidad, de enamoradizo y fiestero. En todo ese tiempo siempre estuviste conmigo, por eso debe ser que me dolió tanto sentir que te me ibas. Hubiera querido estar más tiempo contigo, pero tenía que salir día a día a trabajar para conseguir el pan, de todas formas Dios nos regaló momentos de mucha alegría que jamás vamos a olvidar.
No sé de teología y de todo eso que aprendes en el seminario, pero sí sé del amor que Dios nos enseña y del amor de mamá. Antes no me acercaba a Dios con tanta frecuencia, solo cuando necesitaba algo o estaba en algún aprieto, pero desde que te fuiste he sentido la necesidad de orar por ti cada noche, por tu vocación que amas tanto. Sé que es difícil hijo, pero también sé que eres muy fuerte y que te esfuerzas por lo que quieres, la vida nos lo ha demostrado. Me da mucha rabia cuando hablan mal de los sacerdotes, se habla de ellos sin ninguna compasión, pero no todos saben lo que hay detrás de ellos, su historia y lo que han dejado por seguir a Jesús. Por eso oro mucho por ti y tus compañeros y te encomiendo a la virgen María. Siento que ella me comprende y sabe de qué le hablo, pues ella dio su hijo a Dios.
Te contaba hace años que me imaginaba alzando nietos, viéndote ser un gran abogado (de los buenos), pero Dios va mostrando que nos equivocamos o que nada está seguro aparte de la muerte. Pero me hace feliz verte feliz y consagrado a tus pastorales, tus misiones y a todo lo tuyo, aunque ya no pases tanto tiempo en la casa; por eso aprovecho cada vez que te dejan venir, para hablar contigo y prepararte lo que más te gusta, pues después que te vas no sé con exactitud cuando vuelves.
Sea lo que sea, que el Señor quiera para ti, sabes que esta es tu casa y esta viejita es tu madre, y que mi amor por ti jamás se acabará, ni siquiera con la muerte.
Que pases un feliz cumpleaños y acá te espero para que lo celebremos con tu familia.
Tu mamá
Me parece una carta muy bien redactada que con cada expresión describe cada fase de la vida del joven seminarista con su madre. me gusta la manera en la que se narra y en cada renglón enseña a valorar cada día y que las cosas no se dan como uno se las imagina sino con la voluntad del Dios que todo lo puede.
Que hermosa carta mi hijo acaba de ingresar al seminario y para mi es muy dificil solo tiene 15 años cuando lo vi hace apenas un dia vi lo feliz que es me dice que es lo que soño que espera llegar hacer un gran sacerdote
Muy linda carta exactamente eso vivo desde el día que mi hijo decidió seguir a Jesús. Y sigue preparándose
Pareciera que estoy leyendo mi historia…
Es tuyo Señor…solo regreso a casa de su Padre.