Finalizando el mes de septiembre del presente año se dio apertura al festival Selva Adentro, una apuesta cultural y social que nació en 2017 y cuyo objetivo es propiciar encuentros artísticos para la generación de escenarios críticos y reflexivos. El cual contó con una presentación del grupo de Polifonía para la Paz de la Universidad de Antioquia, muestra en la que participó Saracarid Asprilla Quiroz, una niña que llegó a este grupo en el marco del proyecto Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente – MIA, pues es hija de una de las participantes en la comunidad aledaña de Santa María la Nueva del Darién.
Saracarid, es sencillamente la esencia y la pureza de la raza afrocolombiana, en cada movimiento denota la naturaleza, la sencillez y una fuerza mágica al mejor estilo de la majestuosidad de la selva que la rodea, su encanto femenino y artístico conquistó al público, robándose una de las mejores ovaciones del festival, esta chiquilla es la muestra del talento de nuestros niños y la razón del por qué debemos estar ahí, siempre atentos al desarrollo de sus talentos, tal como lo hace Navis Quiroz, mamá de “Sarita”.
Este encuentro estuvo acompañado por varios grupos de teatro de la ciudad de Medellín y grupos folclóricos de la región chocoana, uniendo las dos costas, algo que pocas veces se ve en escenarios colombianos, pues es el Choco el único departamento de nuestro país que tiene costas en Océano Pacifico y el Océano Atlántico, situación que llena al chocoano de una multiculturalidad única, sin contar que parte de la cultura antioqueña llegó a instalarse en este territorio.
Presentaciones fabulosas de teatro del grupo Matacandelas, de danzas con la corporación Múcura de Chigorodó, y otros artistas que participaron en talleres de arte y paz con los niños del Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación – AETCR Silver Vidal Mora; se gozaron este escenario que busca fortalecer el tejido social.
A destacar, el trabajo incansable del Comité de mujeres lideresas en cabeza de su presidenta Adriana Flores Flores, todas excombatientes en proceso de reincorporación. Así mismo, el esfuerzo del restaurante que trabajó para poder darle alimentación a más de 100 personas entre artistas, administrativos del festival y visitantes que acudieron a la cita.
Estas mujeres son el reflejo constante de la pasión por lo que se hace, que muestran que vale la pena trabajar desde los procesos asociativos, empresariales y de paz, tal y como lo están aprendiendo dentro de los contenidos del proyecto MIA y las Escuelas Digitales Campesinas de ACPO.
Por: Miguel Ángel Arango Cifuentes. Facilitador educativo del proyecto MIA.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.
