Las plazas de mercados siempre serán la vitrina o esa especie de púlpito para las huertas y sembradíos de los campesinos. Muchas de las plazas de mercados en el departamento del Huila todavía guardan esos sabores y olores de las frutas que se cultivan en el territorio. Sin embargo, para mantener las dinámicas tanto de siembra como de consumo local es necesario formular propuestas que cohesionen los cultivos con la identidad de los sabores de la región.
Por eso, la aprobación del proyecto de Ordenanza desde la Asamblea Departamental del Huila, la cual exige la reglamentación y restricciones de venta de gaseosas y bebidas azucaradas en las tiendas y cafeterías de las Instituciones Educativas, servirá como estrategia de consumo para apoyar a los agricultores.
Este proyecto que nace de los diputados José Armando Acuña Molina y Virgilio Huergo Gómez, tiene como objetivo la promoción en las Instituciones Educativas por la preferencia en estilos de vida saludables y una nutrición balanceada, pero además, aportará al consumo de frutas cultivadas por los campesinos huilenses. Los estudiantes al consumir la variedad de frutas que se tienen en la región, no solo estarán cuidando su salud, estarán estrechando esos lazos identitarios a través de los sabores.
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La Ordenanza tiene que leerse y proyectarse como una estrategia de resignificar el consumo de los productos locales, si bien las gaseosas le quitaron un espacio a los jugos y bebidas tradicionales, hay que construir pedagogía a través de estas propuestas que lleven a pensarse la trazabilidad de las frutas de la región. Y es que la fruticultura en el Huila es tan variada que es importante volver a la memoria colectiva como forma de siembra en los paladares de los estudiantes. Cultivos de pitaya, granadilla, mora (castilla, frambuesa, zarzamora), tomate de árbol (pulpa amarilla y roja), gulupa, badea, lulo, uva isabella, maracuyá, la guayaba, el níspero, y la cholupa, con su denominación de origen, logran ese arraigo cultural.
Por eso es necesario acompañar estas propuestas con visión de territorio. Que el estudiante se reconozca en los cultivos, desde las bebidas preparadas con el cactus en el municipio de Villavieja hasta las que se elaboran en el sur del departamento con la caña. En las cafeterías de las Instituciones Educativas será un buen momento para las bebidas tradicionales, que aparezca la zurumba, el guarapo, la sevillana, la cebada, el guarrús, la aloja, el masato, entre las variedades de jugos con frutas típicas, un “maridaje” adecuado para el bienestar de la identidad campesina.
Con las especificaciones en la Ordenanza queda claro que los rectores de las escuelas y colegios pueden organizar a las madres solteras y/o cabezas de hogar interesadas en las preparaciones para suministrar los productos remplazantes, es lo ideal que conocedoras de la región no solo suministren un producto sino que construyan ese camino de identificación a través de los sabores, como reza el dicho “el que quiera fruta, tendrá que trepar el árbol”, pues es necesario construir una pedagogía que nos acerque a los sistemas de producción campesino para que tanto la plaza de mercado y la escuela tengan el mismo fruto, reconocernos en lo sabores de la tierra.
Por: Jose Eder Toledo Cubillos. Investigador Cultural. Habitante de Huila.