“A partir de hoy, hasta nueva orden, todo el oriente del Tolima quedó comprendido en la zona de operaciones militares”. Esto decía la circular que distribuyeron aviones militares ese cuatro abril de 1955 (Gobierno de Gustavo Rojas Pinilla).
Por: Juan Carlos Pérez Bernal
Entre los municipios afectados con la medida estaban Cunday, Icononzo y Villarrica, caracterizado este último por ser una de las más ricas zonas cafeteras del país.
Las reacciones frente a semejante medida fueron diversas y, en todo caso, nada favorables para el futuro del país. De allí surgió una de las memorables crónicas del entonces novel periodista Gabriel García Márquez, titulada “El drama de 3.000 niños colombianos desplazados. Cómo distribuyen las Fuerzas Armadas a las pequeñas víctimas en las casas de beneficencia…Diez niños de Villarrica, entre 8 y 10 años, se fugaron del Amparo”.
La historia cuenta que allí estuvo el embrión de la que entonces se conoció como movimiento de autodefensa campesina, unos años después como el Bloque Sur, tras la famosa operación “Soberanía” realizada en el corregimiento de Marquetalia de Planadas Tolima, y uno poco más adelante como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC.
Sesenta y un años después, en el marco de los históricos acuerdos entre el gobierno y las FARC, se han dado a conocer las 23 zonas de concentración donde se ubicarán los guerrilleros en proceso de de reintegrarse a la vida civil. Y allí figuran Villarrica y Planadas.
Es una decisión que, sin duda alguna, consulta la importancia histórica de esas regiones agrícolas por excelencia, pero hoy, como entonces, abandonadas por el Estado colombiano.
“Cuando se declaró el estado de emergencia, Villarrica era ya, desde hacía tiempo, una población agonizante”, consignaría en su famosa crónica el célebre escritor y periodista.
Vale decir que, gracias al empuje de su gente, el municipio se ha seguido destacando por su gran aporte a la producción de alimentos y de otros bienes agropecuarios, como café, yuca, plátano y verduras.
Hoy, como en esas épocas, sus tierras fértiles, su abundante producción de agua y la maravillosa biodiversidad, hacen de ese pueblo del suroriente tolimense una de las zonas más privilegiadas del país, en cuanto al potencial de producción agrícola se refiere. Es su jurisdicción hay joyas como la “Reserva natural Galilea”. Son cerca de 17.000 hectáreas de bosque, una inconmensurable riqueza en tiempos del calentamiento global. Es el mismo bosque que hoy está amenazado por el afán de la firma canadiense “Canacol Energy” de iniciar la explotación petrolera.
Por supuesto, ya se han escuchado las voces de alerta de sus habitantes. Ahora, el gobierno que , al lado de a guerrilla de las FARC, le ha dado la gran noticia al país de poner fin a un conflicto de más de 60 años, deberá demostrar que la paz se construye con hechos…Desde aquí, como ciudadano colombiano oriundo de Villarrica, me uno a este gran clamor nacional: ¡No a la explotación petrolera en la Reserva Natural de Galilea!…¡Sí a la vida!.
Como ciudadano nacido y criado de tres esquinas Tolima me uno a cualquier campaña o denunciar ante cualquier medio para evitar cualquier tipo de explotación en nuestro municipio.
Gracias.
Otoniel. Acabo de conocer fisicamente Galilea y me he venido con la certeza y la seguridad que hay que iniciar o fortalecer
un frente bien definido por la conservaciòn y defensa de esa maravilla de regiòn, por hacer valer y respetar su territorio de cuantos avivatos y voraces intereses han puesto sus ojos en ella.
muy buenos dias si, es un trabajo de todos SALVAR A GALILEA tambien me uno a esta causa, buen dia