Como cada semana, miles de peregrinos se congregaron en la plaza de San Pedro del Vaticano, para escuchar las palabras del Papa Francisco. En esta oportunidad, orientó su reflexión sobre el octavo mandamiento: “No levantarás falsos testimonios”.
El Papa Francisco explicó que esta regla de vida para los creyentes, nos invita a vivir como hijos de Dios, porque la verdad no se dice a través de bellos discursos, sino con nuestra manera de vivir y debe reflejarse en cada acto.
“El chismoso o la chismosa es un terrorista, porque con su lengua arroja la bomba y se va, y esa bomba que arroja destruye la fama ajena, y él se va tranquilo: no lo olviden, chismorrear es matar”.
Así lo explicó el Papa Francisco durante una audiencia reciente en la que viene adelantando un ciclo de catequesis sobre los diez mandamientos.
El Pontífice recordó algunos argumentos que el ser humano usa a menudo para justificar el chisme, los rumores y cmentarios que muchas veces faltan a la verdad, el respeto por el otro y la prudencia.
Una de las justificaciones más frecuentes, para el uso del chisme, es la supuesta intención de decir la verdad, pero el Pontífice indicó que si bien esto puede ser cierto, con frecuencia se olvida que se están revelando situaciones personales o de carácter reservado.
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Y lo hemos vivido “¡Cuántos chismes destruyen la comunión por importunidad o falta de delicadeza!” Afirmó su santidad. Por eso insistió en la necesidad de tener presente que cuando hablamos de comunicación entre las personas, nos referimos no solo a las palabras, sino a los gestos, las actitudes e incluso, los silencios y ausencias.
Para el Vicario de Cristo es preciso tener conciencia de los efectos del chisme en las comunidades. “Vivir de comunicaciones no auténticas es grave, porque impide las relaciones y por lo tanto, el amor: en donde hay mentira no hay amor, no puede haber verdadero amor”, agregó.
Al retomar su reflexión en torno a la Palabra Santa, el Pontífice habló del pasaje de la pasión de Jesucristo y el testimonio que nos deja para la vida diaria. Porque si tenemos presente fue el centurión el que dijo “¡En verdad este hombre era Hijo de Dios!”, afirmación que nace de la coherencia que siempre caracterizó a Jesús, su fidelidad y su misericordia.
Francisco recordó que todos estamos siempre en comunicación, todos nosotros vivimos comunicando y estamos constantemente al borde entre la verdad y la mentira. En ese sentido es preciso pensar en ¿qué significa decir la verdad? ¿Significa ser sinceros? ¿o ser exactos?
Y como en silencio cada uno debe cuestionarse sobre: ¿Soy un testimonio de la verdad o soy más o menos un mentiroso disfrazado de verdadero?
Finalmente, concluye que «los chismes matan, el chismoso y la chismosa son gente que mata a los demás, porque la lengua mata como un cuchillo. Tengan cuidado: ».
Para evitar el chisme
– Evite actuar con malicia, antes de juzgar al otro piense que usted también puede vivir la misma situación en cualquier momento.
– Recuerde que compartir los pecados que otro comete no edifica a nadie.
– No olvide que los chismes muestran cierto orgullo de perfección o envidia por la condición de otros y que a lo largo de la vida todos los seres humanos estamos expuestos a vivir dolores, alegrías y dificultades.
– Sea honesto, si no tiene la valentía para compartir su opinión directamente con la persona, guarde sus opiniones.
– Evite las conversaciones cuyo objetivo es calificar o hacer juicios sobre los demás, siempre que escuchemos hablando mal de otra persona pensemos en las intenciones que motivan este comportamiento.
Por: Paola Calderón. Periodista
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.