Me encuentro en la vereda el Salitre del Municipio de Une, Cundinamarca, la cual está a una distancia aproximada de 45 minutos del casco urbano. Posee un clima frío y su economía se basa en los cultivos de papa, maíz, habas, entre otros; y especialmente, la producción ganadera.
En esta ocasión me dirigí a la casa de don Rafael Herrera Poveda, un campesino perteneciente a una familia de arraigadas costumbres, quien en sus ratos libres recita coplas, algunas de los libros, otras de su propia autoría.
Una copla que aprendí de Agueda Poveda, mi madre:
“Cuando yo estaba chiquito
me daban panela y queso,
y ahora que estoy grandecito,
me dan con un rejo tieso”
¿Qué es la copla?
La copla es una forma poética que sirve para la letra de canciones populares. Es una voz latina que significa enlace y unión. Le puede interesar: La copla, elemento para recuperar el tejido social del país.
El lenguaje de las coplas es coloquial y directo; aunque se recurre a menudo al doble sentido para conseguir efectos cómicos, sobre todo rítmicos.
El gusto por recitar coplas y poemas
“En mi época de juventud vendían unos libritos en el atrio de la Iglesia, yo los compraba, valían 1 peso si mal no recuerdo. Decían que lo que valía un huevo, pues comparaban que era como cambiar un huevo por un libro”, dice don Rafael.
“No los leí, sino hasta que llegaron unos jóvenes a hacernos una alfabetización, ellos nos dijeron que preparáramos un acto cultural con coplas y recitaciones. Entonces yo empecé a pensar que presentaba y recordé los libros que había comprado y comencé a leerlos. En ellos encontré coplas y cuentos muy bonitos, que recité hasta aprendérmelos de memoria”, según recuerda.
Reconocimiento por cuenta de sus declamaciones y coplas
Conserva algunos libros como: El coplero campesino, Chispa y buen humor, Poesía Colombiana, Qué bueno ser colombiano, entre otros. Y cada vez que hay un evento como el Día del Campesino, este coplero recita con gran entusiasmo algunas de sus coplas.
También sus recitaciones le han servido para las tareas de sus hijos y nietos, a quienes ayuda con el mayor de los gustos.
Al finalizar la entrevista, don Rafael recitó una de sus coplas en la que resalta al campesino.
“Todo el mundo aquí madruga,
madruga a coger trabajo,
casi siempre en compañía
del tractor o del arado
y se trabaja con gana,
pese al copioso sudor,
cuando no tras de la yunta,
tras del filudo azadón.
Compañero inseparable
de todo buen campesino,
el le hace la vida amable
si cumple bien su destino.
Es el valioso elemento
del paciente agricultor
y proporciona el sustento
al pueblo consumidor.
Por eso cantemos todos
con la más viva emoción,
estas coplas colombianas
a nuestro amigo azadón”.
Cantemos nuestra canción
con tiple y con pandereta,
cantémosle al azadón
que nos conduce a la meta.
Por: Mery Adelaida Dimaté Ardila. Reportera Rural del Municipio de Une-Cundinamarca.
Editor: Lina María Serna.