Las quebradas escriben innumerables recuerdos sobre sus piedras y arenas, a lo largo y profundo de sus aguas, permanentes o transitorias, desgastadas por el implacable clima.
Por: Erika Correa Facilitadora de las EDC DE La Guajira. Proyecto “Juntos contra el cambio climático” financiado por ACPO e INCODER.
Las quebradas, dulces y saladas, se abren paso en incontables pueblos de nuestra nación y aun fuera de ella. ¡Cuántos sueños mágicos llenos de belleza natural que desprenden vida vegetal y animal!
En cada lugar o rincón podrían existir unas exuberantes o pequeñas quebradas, en un país rico en aguas como lo es Colombia. O podríamos encontrar quebradas secas y solo llenas de arena, a causa de los efectos del Cambio Climático, por el fenómeno de El Niño o, peor aún, por la falta de cuidado y protección de las mismas. Quebradas que son fuente de un recurso vital: ¡el agua!
Más allá del valor del agua, las quebradas cargan en su esencia aquellas historias de todo aquel que las disfruta y las hace suyas; aquellos que en semana o fin de semana, en vacaciones o simple paseo, por diversión o entretenimiento, por compartir o por amor, llegan a sus orillas a vivir un instante de sus vidas con sus familiares o amigos, con sus amores pasajeros o verdaderos. Con todo ello corren las aguas de las quebradas escribiendo aquellas historias en sus piedras y arenas que por siempre serán bellos recuerdos para aquellos que la han vivido.
Cuan valiosas son las quebradas por el agua, que ya escasea en muchas regiones. En particular, en la parte norte de Colombia, la zona más seca del país, La Guajira. Un territorio cargado de sueños y esperanzas de despertar y actuar sin temor y con decisión, para lograr abrir paso como las aguas de las quebradas que normalmente corren escribiendo historias y marcando vidas.
¡Cuidemos el agua! Nuestras quebradas y ríos son compromiso de todos