¿Qué hay detrás del cambio climático?

Puntualmente, el panorama del cambio climático es crítico y desalentador frente a las elevadas cifras de deforestación, teniendo en cuenta que los bosques son fundamentales para hacer frente a las actuales condiciones climáticas.

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El cambio climático es un hecho. El planeta está enfrentando serios índices de afectación al medioambiente que van en aumento. Según Greenpeace, 80% de los bosques del mundo han sido degradados o destruidos, eso se traduce en la extinción de un área forestal del tamaño de 35 campos de fútbol por minuto. Le puede interesar: Con menos tierra y agua, en 2050 se deberá producir el doble de alimentos

Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – FAO, cada año desaparecen más de 13 millones de hectáreas de bosques en todo el mundo. La desaparición desmedida de bosques y extensas zonas verdes está afectando a una gran cantidad de seres vivos; comunidades de campesinos e indígenas que habitan estas zonas, así como especies de flora y fauna que tienen por hábitat los bosques.

La tala de bosques tropicales aumenta las temperaturas de la superficie local hasta en 3 °C. Además, incide doblemente en las emisiones de dióxido de carbono, por cuenta de la emisión de este gas durante su destrucción, y la pérdida de la capacidad de los bosques para realizar la captación de CO2.

Puntualmente, el panorama del cambio climático es crítico y desalentador frente a las elevadas cifras de deforestación, teniendo en cuenta que los bosques son fundamentales para hacer frente a las actuales condiciones climáticas.

En ese sentido, la absorción de gases de efecto invernadero, la regulación de los flujos de agua y la protección de comunidades por cuenta de fenómenos meteorológicos y aumento en el nivel del mar, son algunas de las labores que están quedando a la merced de gobiernos y organizaciones que decidan tomar cartas en el asunto, tal como lo plantea el Banco Mundial.

Fuente: Global Forest Watch.

Reflexiones sobre territorios que habían sido protegidos por la guerra

En Colombia, la deforestación viene en aumento desde los últimos años. A las causas ya conocidas, tala ilegal y de uso comercial, incendios forestales, ganadería extensiva, extractivismo y cultivos de uso ilícito, se suma una última y no menos importante, el posconflicto.

Aun así, el país tiene dos compromisos importantes para mitigar el cambio climático. El primero referente a la reducción completa de los niveles de deforestación en la Amazonía para el año 2020. Para lo cual, tiene como precedente un fallo histórico: la Amazonía como sujeto de derechos.

El segundo compromiso concerniente a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030, lo que le apunta a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados por la nación.

La pérdida de bosque natural ha venido en aumento en los últimos dos años. En razón de ello, Caquetá es hoy el departamento con mayores niveles de deforestación, con una estimación de 27,6%, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales – IDEAM.

Por otra parte, las alertas del IDEAM son contundentes y relacionan directamente la deforestación con la colonización de tierras antes ocupadas por grupos armados al margen de la ley. Además, la institución puntualiza que las áreas que están siendo deforestadas, se ubican en zonas de Resguardos Indígenas.

Panorama del cambio climático en Colombia

Por lo anterior, atacar el cambio climático implica iniciativas integrales y específicas para cada territorio. Por ello, a continuación se detalla la situación de cada una de las cinco (5) regiones frente al panorama nacional, de acuerdo a un estudio publicado por la FAO, titulado: Estado actual de la información sobre recursos forestales y cambio en el uso de la tierra.

Amazonía: si bien, es la región que cuenta con mayor cobertura forestal en el país, con un estimado de 30.553.654 hectáreas, también es la región con los índices de deforestación más altos. Esta parte del territorio ha sido intervenida para el aprovechamiento de maderas comerciales, lo que ha puesto en riesgo la capacidad de mantener los balances de emisiones de CO2.

Actualmente cuenta con la jurisdicción de seis (6) Parques Nacionales (Amacayacu, Cahuinari, la Paya, Macarena, Tinigua y Chiribiquete) y dos reservas naturales (Nukak y Puinawai), que fueron creadas con el propósito de ser mayormente protegidas; sin embargo, los problemas ambientales se acrecientan y no hay acciones contundentes.

Orinoquía: dispone de un área total de 1.718.442 hectáreas de bosques. Los riesgos ambientales en esta región se deben a la alteración de ecosistemas por cuenta de los yacimientos de petróleo; lo que influye directamente en la deforestación, erosión y contaminación del recurso hídrico.

La explotación de hidrocarburos viene generando mayor demanda de recursos naturales que son desperdiciados en cantidades alarmantes, además de los niveles de contaminación ambiental.

Pacífico: se ha estimado que cuenta con 9.293.118 hectáreas pertenecientes a bosques. Esta región cuenta con diversos ecosistemas de gran diversidad biológica que se distribuyen en los Parques Nacionales Naturales de los Katíos, Utría, Sanquianga, y parte de los Parques Nacionales Naturales Farallones de Cali, Munchique, Tatama y Paramillo.

 El fácil acceso fluvial con el que cuenta esta región, al tener uno de los puertos más importantes del país: Buenaventura, incrementa los riesgos por cuenta de la facilidad en el transporte de la madera; por lo que esta región se reconoce como la mayor proveedora de madera del país.

Caribe: en esta región se estima un total de 4.766.504 hectáreas de territorio boscoso. Es el ecosistema colombiano que se ha enfrentado a mayores niveles de transformación, principalmente por las labores de minería artesanal y aprovechamiento de recursos pesqueros y madereros.

Andina: Las condiciones a las que se enfrenta esta parte del territorio nacional están relacionadas directamente con la consolidación de grandes centros urbanos que son fuente de vertimientos, emisiones e inadecuados procesos de disposición de residuos.

La calidad del aire en esta región no es óptima, pues en ciudades como Bogotá, los niveles de material particulado suspendido en el ambiente sobrepasan los límites permisibles; lo que repercute en altos índices de enfermedades respiratorias.

Por: Lina María Serna. Periodista – Editora.

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