EL 23 de Septiembre de 2015 será un día que quedará marcado en la historia nacional. Después de casi setenta años de conflicto armado, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y Timo León Jiménez, jefe del estado mayor conjunto de las FARC –EP, estrecharon sus manos en señal de reconciliación.
Por: Andrés A. Gómez Martín.
Ya son varias las generaciones de colombianos que han crecido en medio de la guerra. La historia patria ha estado enmarcada por procesos sociales vinculados fuertemente al levantamiento en armas, los comuneros, el ejército libertador y los campesinos de Marquetalia. La violencia ha hecho parte de nuestras vidas, sin embargo hay distinciones que se deben precisar. El fenómeno del conflicto armado ha sido profundamente estudiado desde todos los sectores productivos, sociales y académicos, el problema con la distribución y el uso de la tierra ha sido la conclusión principal.
Ya son casi setenta años de conflicto armado interno, la violencia se ha transformado en un monstruo de mil cabezas. Para el año 2014 se estimaba que 6.8 millones de personas fueron víctimas del conflicto. En la memoria de todos y todas quedarán episodios trágicos como la masacre de los campesinos en Bojayá, las tomas armadas de Mitú en el departamento de Vaupés, decenas de soldados y policías secuestrados. Pero también debemos recordar otros momentos nefastos de la violencia: el asesinato de campesinos haciéndolos pasar por integrantes de la insurgencia. Estos episodios pueden quedar en el pasado pero sin olvidarlos, el país tiene una oportunidad única de transformación social, política y económica.
Es fundamental repensar el modelo productivo del campo en Colombia, ese ha sido el problema central durante décadas, que el acceso a las tierras fértiles sea una realidad y que los campesinos tengan todas las herramientas necesarias para poder trabajar la tierra y vivir de ella con dignidad y justicia social. El campo y el agricultor merecen muchas oportunidades para empezar de nuevo, para poder cosechar la papa, el lulo, el plátano y el ñame a buenos precios en los mercados locales. Todo está por hacer en este un nuevo contexto nacional, es hora de trabajar en colectivo por el país que todos soñamos, por un país en paz.