Algunas reflexiones sobre la política en La Guajira a la espera de un nuevo gobernador.
Por: Erika Correa
Facilitadora de las EDC de La Guajira
La política en La Guajira está en vilo. Luego de anularse la elección de la gobernadora Oneida Pinto, se esperan nuevas elecciones en el departamento. Los habitantes de La Guajira hablan mucho de política, mencionan nombres y comenta sobre los distintos candidatos. Al llegar las elecciones, atípicas o no, son pocos los que participan con su voto, y definitivamente son las mismas familias las que durante años llevan las riendas de un departamento con una política que ha dejado hambre, sed, escándalos y corrupción, hasta el momento.
En La Guajira se vive la política relacionada a lo que algunos mencionan como uno de sus males, su clase dirigente. Durante décadas gobernadores y alcaldes, incluso el gobierno nacional, han fallado en sacar al departamento de los niveles de desnutrición infantil e insatisfacción de necesidades básicas.
Un departamento donde mencionamos la palabra política y todos somos capaces de hablar, pero que difícilmente podemos ser parte de ella, aun cuando se dice que es una política incluyente. Por ello este nuevo episodio de la política de nuestro departamento, con la anulación de la recién elegida gobernadora debido a inhabilidades, ha levantado una ola de incertidumbres y esperanzas.
En todo caso quienes directamente terminan siendo perjudicados son los guajiros, con un nuevo gobierno de transición en un momento de crisis humanitaria.
La gran mayoría de la población de La Guajira espera que todo no resulte en un gasto más para la gobernación, aunque es difícil que esto no ocurra. Es una nueva campaña política que enrarece y hace un ambiente poco favorable para solucionar problemas.
Estamos a la espera de nuevas elecciones que nos permitan elegir de nuevo a un candidato de la misma clase dirigente, aquella que durante años vienen guiando a nuestro pueblo en una dirección no siempre favorable.
