sábado, diciembre 14, 2024
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Pobreza compañera de la felicidad

Pobreza casi siempre se ve como un infortunio, pero hay algo en ella que muy poco se descubre.

Caguán

Por Rubén Gil

Pobreza es la condición en la que viven alrededor de 2.800 millones de personas según las cifras publicadas por el Movimiento Internacional Cuarto Mundo. De hecho Colombia se ubica en el puesto 78 del ranking de pobreza a nivel mundial de 187 naciones a las que se le aplicó dicho estudio, que aparece en el informe publicado por la W Radio. Pero hay quienes la aceptan, la cargan y viven felices; y hay quienes no la soportan, la rechazan y viven una vida llena de tristeza y dolencia.

Una definición corta de pobreza que se encuentra en el diccionario es “la escasez o carencia de lo necesario para vivir”. Y se diría que es esta la más común y por ende la más citada. Pero otra definición que brinda el diccionario y que muy poco se utiliza es la pobreza como “dejación voluntaria de todo lo que se posee, de la cual hacen voto solemne los miembros católicos de las órdenes religiosas el día de su profesión”.

Las dos definiciones anteriores de pobreza son diferentes en su significado pero aun así no se contradicen. Muchas personas, creyentes y no creyentes, recuerdan que dentro de la iglesia católica existió un personaje que abrazó voluntariamente la pobreza y que hoy conocemos como San Francisco de Asís. Francisco fue un joven italiano proveniente de una familia adinerada y reconocida, quien después de vivir rodeado de muchas comodidades prefirió desprenderse de todos sus bienes materiales e ir de la mano con la hermana pobreza, como la llamaba él, en busca de la verdadera felicidad.

Pero, ¿por qué motivo San Francisco vio en la pobreza una aliada fiel para sentirse plenamente feliz?

Una de las razones que halló San Francisco fue el hecho de ver que los bienes materiales que poseía no le permitían vivir una vida en paz y serenidad, puesto que siempre vivía inquieto por conseguir más bienes y duplicar el fasto de su casa. Otra de las razones que él pudo percibir fue la de creer que los bienes y las riquezas llenaban el corazón del hombre de felicidad, y terminó dándose cuenta que era un total engaño.

En fin, San Francisco vivió feliz entre la pobreza. Aquí la cuestión se trata de la manera como él vio la pobreza. Es decir, la vio con buenos ojos y para nada fue una carga insoportable. Tal vez el mundo no vuelva a conocer una persona que acepte la pobreza con tanta radicalidad, pero si podrá conocer muchas personas que viven felices con esa compañera llamada pobreza. Investigaciones realizadas en los países más pobres han demostrado que las personas que menos poseen bienes materiales tienden a ser más felices. En el 2014 la WinGallup international realizó una encuesta a personas de varios países del mundo para determinar dónde se encontraban los seres humanos más tristes y los más felices del mundo. Los resultados revelaron que Europa es el continente con más gente triste, y también revelaron que la gente más feliz se encuentra en Colombia y Fiyi.

La mejor forma de acompañar a los pobres radica en el discurso de la acción. El que tenga de lo que el pobre necesita, que comparta. Porque no son suficientes las palabras para llenar un estómago. El que da de lo que tiene verá la felicidad entre la pobreza.

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