Nos hemos acostumbrado a usar pitillos para tomar todo tipo de bebidas. Muchas veces lo hacemos por costumbre, y en otras ocasiones, ni siquiera los necesitamos. En el último año, el boom ecológico ha hecho que muchos ambientalistas, promuevan el no uso del pitillo en todas las comidas. A esta campaña, se han sumado reconocidos restaurantes, celebridades y diferentes organizaciones, que quieren evitar al contaminación excesiva, ya que cada pitillo se demora más de 1.000 años en descomponerse.
Pensando en esta problemática, investigadores colombianos de la Universidad Nacional de Colombia – Sede Medellín, desarrollaron un material capaz de ser biodegradable y amigable con el ambiente. La idea es que las personas puedan seguir usando pitillos, haciéndolos menos contaminantes.
La proteína de suero (WPI) es un material primordial en la fabricación de plásticos. Es muy común en la elaboración de pitillos, pero no logra flexibilidad por si solo. Los estudiantes descubrieron que la celulosa de cascarilla de cacao puede reforzar este suero, dandole propiedades físicas y mecánicas similares a los polímeros actuales, utilizados para elaborar todo tipo de plásticos.
Un equipo de seis personas diseñó este nuevo material. Utilizaron como método para la obtención de la celulosa, la hidrólisis ácida, y al suero de la leche le realizaron una ultrafiltración para obtener su proteína en estado líquido. Finalmente, mediante procesos de aspersión, lograron transformarla en polvo, estado requerido para elaborar este material. Estos insumos biológicos funcionan muy bien cuando se mezclan y se calientan para darle forma al pitillo.
Para realizar todo este proceso, se tuvo que diseñar una planta, que genera una cantidad mínima de residuos y requiere de pocos operarios encargados del monitoreo. En la planta, la producción de pitillos se hace en la parte baja y la de los insumos en la de arriba. Esto con el fin de utilizar la gravedad, disminuir los costos de manejo de materiales y aumentar la productividad.
Para uno de los estudiantes que desarrolló el material, el problema no es el producto en si, sino el material con el que se fabrica. Los pitillos convencionales están compuestos de polipropileno y polietileno, elaborados a partir de combustibles fósiles, que tardan 1.000 años en degradarse y que además suelen afectar mucho la fauna marina. En este caso al usar los residuos de la producción de chocolate y quesos, se le da un mejor destino a los desechos producidos en la elaboración de estos alimentos.