Pionera es la que da los primeros pasos. Precursora es la que precede, va adelante. Acaban de cumplirse 27 años de silencio. pero resuenan todavía mensajes positivos de progreso. En la memoria de los campesinos mayores aún retumban los sonidos de las campanas, que al amanecer despertaban para comenzar con bello cielo otro día de vida para mejorar.
Por: Luis Alejandro Salas
Acaban de cumplirse 27 años de silencio. pero resuenan todavía mensajes positivos de progreso. En la memoria de los campesinos mayores aún retumban los sonidos de las campanas, que al amanecer despertaban para comenzar con bello cielo otro día de vida para mejorar.
En la noche del 17 de febrero de 1989 dejaron de funcionar los micrófonos y transmisores de Radio Sutatenza, que habían comenzado a difundir ideas de paz, desarrollo, convivencia, y defensa del medio ambiente, 42 años antes.
Hoy, los menores de 30 años no han oído la voz del padre José Ramón Sabogal hablando a “mis viejos queridos” ni la del médico Luis Alejandro Salas que comenzaba y terminaba sus programas con el “¡Salud, amigos!”. Pero muchos no sienten como extraño el nombre de Radio Sutatenza, porque en su casa los adultos han contado cómo “la obra de Monseñor Salcedo” había construido en ellos un nuevo modo de pensar y de vivir.
En la “colina inspirada” de la pequeña población boyacense, donde ahora se levanta imponente el vigoroso monumento de San Isidro Agricultor, que guarda las cenizas del fundador de “las Escuelas Radiofónicas”, comenzó la transmisión de programas radiales educadores y docentes, para el país entero, América y el mundo. Comenzó la Acción Cultural Popular. Se dieron los primeros pasos para lograr que el noble pueblo campesino continuara en marcha hacia la libertad, con la participación individual y comunitaria, capacitándose más, educándose mejor.
Las antenas más altas del país fueron las de Radio Sutatenza. Pareciera que desde más arriba el visionario monseñor contemplara la situación de la gente del campo y la convocara a no resignarse a sus condiciones sino a buscar el adelanto, a ir en el camino con los demás, sin distingo, en familia, con total responsabilidad.
La oración se convirtió en el estar en comunicación con Dios en las labores cotidianas. Con la buena nueva, cada uno aprendió a ser discípulo, y se hizo apóstol para sentirse enviado a hacer el bien, a enseñar al prójimo, a darse cuenta de su propia dignidad y la de los demás y a compartir.
“Estamos con ustedes”, “Somos de los mismos”, “Cuenten con nosotros”, estos fueron los letreros blancos que los “ACPO móviles” verdes llevaron por las veredas y los caminos campesinos colombianos.
La tecnología sirvió para establecer un sistema combinado de medios de comunicación para la educación fundamental integral.
Monseñor José Joaquín Salcedo hizo con los campesinos y algunos sacerdotes una fundación denominada Acción Cultural Popular que se desarrolló como institución, con diferentes empresas como Radio Sutatenza, con varias emisoras, la editorial Andes donde se imprimieron cartillas de educación básica, libros de la biblioteca, dos mil periódicos y el semanario El Campesino, la prensadora de discos Esmeralda para el disco-estudio y otras grabaciones, los Institutos de Líderes Mujeres y Hombres, el Centro de estudios con producción de televisión, la sección de correspondencia, la central de servicios.
La radio contó con miles de voluntarios de la cultura denominados Auxiliares Inmediatos, y luego con los líderes de la educación campesina, fueron promotores del desarrollo, dirigentes de sus grupos y comunidades, intermediarios y comunicadores, alumnos y maestros.
Aparecieron muchas emisoras comunitarias, que contribuyeron a la capacitación y educación popular, a la información y la formación adecuada.
Que así como los radios Sutatenza, fueron compañeros y amigos para todos, los teléfonos celulares o móviles colaboren para unir más a las familias, para ayudar a la comprensión. Y que las redes sociales no sean para escándalos sino para apreciar la diversidad y fortalecer la unidad.
Cada uno puede y debe cumplir una tarea de cooperación para la culturización. El país entero debe aprovechar el ejemplo que dio al mundo la obra de ACPO y recuperar los tesoros y riquezas que dejó esta nave, con sus ideas y metodologías, y sacarla a flote para que siga su curso hacia su destino: la educación del pueblo.