“Amores que se fueron, amores peregrinos, amores que se fueron dejando en tu alma negros torbellinos, igual que las espumas que lleva el ancho rio, se van tus ilusiones destrozadas por el remolino, espumas que se van, bella rosa viajera”.
Por: Andrés A. Gómez Martín
La música colombiana tiene una gran historia, torbellinos, guabinas, paso doble, bambucos, danzas y contra danzas, fueron los ritmos que llegaron a los oídos de millones de colombianos en las zonas rurales y en los nacientes centros poblados. Las guitarras y los tiples eran los instrumentos preferidos por los músicos de aquellas épocas.
Si bien hoy en día los géneros musicales son casi infinitos, los acordes de las guitarras no han desaparecido de la cultura nacional. Aquellas románticas letras que narraban las historias de los campos quedaron para siempre en el recuerdo y la memoria histórica de la nación.
“ Me dice Chucho, el arriero, el que vive en los cañales, que a unos los matan por godos y a otros por liberales. Pero eso qué importa, abuelo, entonces qué es lo que vale, si mis taitas eran tan buenos y nadie hicieron males, solo una cumplieron que ante Dios somos iguales”.
Aquellas letras ya contaban los problemas políticos que se vivían en las zonas rurales, ‘A quién engañas abuelo’ interpretada por el dueto tolimense Garzón y Collazos, relata textualmente la conversación entre un niño y su abuelo, el pequeño le reclama por la aparición de los caudillos que prometen puentes en donde no hay ríos y magistralmente describe cómo crecía el odio entre los campesinos por el color de sus partidos.
Estas canciones son verdaderos relatos culturales de la historia rural de Colombia, las letras de este dueto musical son verdaderos poemas que cuentan la vida del campesino tolimense.
“Ahora te comprendo abuelo, por Dios no sigas llorando”