La música acompaña al campesino todos los días, las melodías latinoamericanas como las de Julio Jaramillo y Olímpo Cárdenas llegaban a las fincas alegrando y amenizando las horas de trabajo y como negarlo, todas las horas de bohemia, cerveza, billar y cartas.
Por: Periódico El Campesino
Al encender la radio por la década de los años cuarenta, los acordes de las guitarras eran los que predominaban, los tríos que interpretaban magistrales boleros entretenían a la familia, prender la radio era todo un evento en el hogar y claro, también la finca.
Julio Jaramillo Laurido nació en en Guayaquil, en el vecino país del Ecuador en 1935, Jaramillo desde muy pequeño padeció de graves enfermedades que a la larga diezmaron su salud. Al acabar la escuela Julio empezó a trabajar como ayudante de zapatero, tenia que ayudar con las finanzas de su hogar.
Desde muy joven en Guayaquil, empezó a ser reconocido en los bares por su cálida y melodiosa voz, a tal punto que empezó a ganar renombre por sus cortas participaciones en la radio local, radio cóndor. Para la década de los años 50 Julio ya recorría algunos pueblos del Ecuador junto a dos amigos cantando y tocando la guitarra.
Para el año de 1954 grabo su primer disco, pobre mi madre querida, a partir de esa grabación empezaría un camino lleno de reconocimientos nacionaesl y sobre todo internacionales. Los boleros que interpretaba empezaron a llegar a las radios de Colombia, Venezuela, Chile y Argentina.
El mismo cantante afirmaría que la vida bohemia y parrandera era la que le gustaba, la frenética carrera musical no acabo del todo bien, sumido en la pobreza y en el abandono en su natal Guyaquil, moriría sin cumplir los 50 años de edad, una cirrosis aguda paulatinamente fue acabando con una de las voces más queridas de la música latinoamericana.