Papa Francisco despierta susceptibilidades al referirse al crecimiento del narcotráfico en su país como “la mexicanización de la Argentina”
Por: Andrés Felipe Lasso Cedeño
El Papa Francisco volvió a estar en boca de todos, gracias a una comunicación que hace unos días emitió; y es que para nadie es secreto que los mensajes del Papa Francisco captan la atención de millones de personas en el mundo. Sus palabras tienen una difusión casi inmediata en los medios de comunicación, llegando así a todo público. Esto no quiere decir que los mensajes del Papa Francisco sean siempre bien recibidos, pues en diversas ocasiones ha despertado la susceptibilidad de algunos. El más reciente de estos eventos sucedió con el Gobierno Mexicano que se pronunció por medio de un comunicado oficial frente a la expresión “mexicanización de la Argentina” utilizada por el Papa Francisco en la carta en cuestión, para referirse al aumento del narcotráfico y la violencia en el País gaucho. Pero vale la pena contextualizar dicha afirmación y preguntarnos si viene al caso.
La controversia surgió después de que la Fundación Alameda, entidad reconocida por la lucha contra la trata de personas, publicara una carta que el Papa Francisco envió al presidente de dicha organización, el legislador argentino Gustavo Vera, en donde en pocas palabras resaltaba el trabajo de él y de la institución, agregando la discutida frase “ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización de la Argentina”, la cual fue objeto inmediato del pronunciamiento del Canciller Mexicano José Antonio Meade: “Me parece que más que buscar estigmatizar a México o a cualquier otra región es necesario trabajar en mejores enfoques, mejores espacios de diálogo, mayores espacios de reconocimiento”.
El rechazo de la frase del Papa Francisco, en cuanto al narcotráfico y todos los fenómenos que a raíz de ello surgen (violencia, corrupción, organización delincuencial) quizá corresponda a la ilusión de tapar el sol con un dedo o no querer llamar las cosas por su nombre. Pues bien podría decirse no mexicanización, sino colombianización en el caso del impacto tan negativo y doloroso que causan las mafias en sociedades tan pujantes y perseverantes como la colombiana o la mexicana.
El caso es que más allá de adornar los fenómenos con nombres políticamente aceptables, el reto es avanzar hacia la erradicación y rechazo total del narcotráfico, las mafias, contrabando, delincuencia y todos los venenos que intoxican el progreso de la sana convivencia de un país. Seguramente a esto se refería el Papa Francisco en el polémico mensaje. Pues él, de acuerdo con el testimonio de vida y compromiso con el bien y la Iglesia, ha demostrado que no degradaría la dignidad y el buen nombre de un pueblo. Por el contrario su preocupación por la realidad mexicana supera con toda razón y verdad el mero discurso.
Cualquier Latinoamericano sabe que una palabra, tiene un significado totalmente distinto de una región a otra y que nuestro lenguaje es rico en comparaciones, modismos y formas, lo cual hace riesgoso para el Papa Francisco, hablar como latinoamericano, en cuanto que cualquier expresión o gesto puede llegar a lastimar a quien menos imagina; además todos esperamos del Papa Francisco un mensaje de amor y unidad y cualquier cosa distinta, aunque sea dicha con la mejor intención puede tergiversarse. Este hecho no quita mérito a su gran esfuerzo por hacer la Iglesia más cercana, transparente y misericordiosa.