Además de su potencial hídrico y paisajístico, en el Oriente antioqueño la agricultura y la ganadería son importantes motores de desarrollo para sus cuatro subregiones y 23 municipios. Cerca de 71.000 hectáreas, hasta hace poco tiempo estaban dedicadas a la producción agrícola, pero actualmente es común observar predios abandonados y familias desplazadas por que en el campo no encuentran garantías de supervivencia.
La problemática general de la región del Oriente antioqueño, ha puesto en condiciones de inestabilidad la economía campesina y la seguridad alimentaria de la región. La voc ación agrícola ha perdido fuerza, las actuales generaciones tienen otras expectativas diferentes al campo, ya que en este no encuentran oportunidad ni progreso y es común escuchar a los jóvenes en el campo que quieren terminar lo más pronto posible su bachillerato para irse a los pueblos o a las ciudades a buscar otros modos de vida.
Además, los intermediarios son los que más se benefician de la comercialización de los productos que se cultivan en este territorio, pagando precios que en algunos casos no superan los costos de producción y transporte que están asumiendo los campesinos; esto conlleva a que la mayoría de los jóvenes no estén interesados en hacer un relevo generacional para preservar y salvaguardar la actividad agrícola y pecuaria de sus comunidades.
Los diversos factores de tipo social, económico y político; han propiciado un gran deterioro del sector agrícola, una mayor concentración de la tierra y el agravamiento de los factores de violencia en el campo.
Por tal razón, los entes gubernamentales, las instituciones públicas y privadas, las instituciones educativas deben proponer procesos articulados de Cooperación y Asociatividad, buscando mejorar los ingresos de las familias, la recuperación de la vocación agrícola; el fortalecimiento y capacitación a las personas más jóvenes del sector rural, la reconversión tecnológica hacia una gestión empresarial, el fortalecimiento organizativo, la planeación del territorio mediante la sostenibilidad económica, ambiental y social,
Se deben aunar esfuerzos que permitían salvaguardar esta gran actividad que es de suma importancia para la economía local y regional; que las comunidades rurales también tengan acceso a otros productos necesarios para su alimentación; con precios justos, posibilidades de comercialización e iniciativas de trueque.
Es común escuchar que las personas que han retornado a sus comunidades en el Oriente antioqueño, no cuentan con condiciones mininas para volver a trabajar en sus labores agrícolas ya que no cuentan con capital semilla para volver a poner a punto sus unidades productivas, generando en ellas el desánimo por los procesos productivos en lo concerniente a la agricultura y a la ganadería, lo que hace que vean alternativas diferentes para buscar su subsistencia y la de sus familias.
A todas estas la subregión del Oriente antioqueño tiene grandes potencialidades, tanto desde la capacidad de su gente, como de la disponibilidad de sus recursos. En la actualidad es posible evidenciar un alto porcentaje de ecosistemas degradados, tanto por intervenciones antrópicas como de origen natural; pero con posibilidades de recuperación y de aprovechamiento en diferentes labores agropecuarias.
Es en este sentido que el gobierno nacional, departamental y municipal tiene la responsabilidad de fijar “reglas claras” para atraer la inversión y desarrollo de las poblaciones rurales, no solo del Oriente antioqueño, sino de todas las zonas rurales del país, para convertirlas en verdaderas despensas alimentarias del país y del mundo; pero se deben crear condiciones duraderas y a largo plazo que definan un marco de actuación de los agentes privados.
Es que estas condiciones de estabilidad legal y normativa a más de reducir la incertidumbre y riesgo de las inversiones, deben promover estabilidad macroeconómica y sectorial. A partir de esas condiciones los empresarios están en capacidad de saber a qué se atienen y pueden planificar y ejecutar sus inversiones en una perspectiva de corto, mediano y largo plazo.
Autor: Luis Fernando Moreno Gallego